Libreria Argentina

Sunday, October 24, 2010

La Cosmovisión Nacionalsocialista y la Tradición Ario-Hiperbórea

La Cosmovisión Nacionalsocialista y la Tradición Ario Hiperbórea

(Introducción al libro “Fe y Acción. Libro de virtudes Nacionalsocialistas”, de Helmut Stellrecht, Ediciones Sieghels, 2010, Buenos Aires:

http://www.libreria-argentina.com.ar/libros/fe-y-accion-libro-de-virtudes-nacionalsocialistas-helmut-stellrecht.html )


Para poder analizar correctamente la Cosmovisión (o Weltanschauung) Nacionalsocialista, creemos hacer un gran servicio desglosando un muy pequeño como importante texto oficial del NSDAP, más específicamente hecho para el adoctrinamiento de la Juventud Hitleriana en la Cosmovisión NS, llamado “Fe y acción”. El mismo, además, representa una saludable orientación filosófica del Tercer Reich similar a la emprendida en otra larga serie de libritos doctrinarios de la SS, a través de su editorial oficial Norland-Verlag, que pretendemos editar próximamente. (1) El que nos toca reseñar aquí, aunque poco conocido, no se puede negar tuvo un papel importante en la educación de la juventud y de los militantes en general, pues además de haber sido editado por la imprenta oficial del partido, fue escrito por un alto rango de la Juventud Hitleriana (Obergebietsführer) con destacado papel en la instrucción de líderes juveniles tanto como en la educación en el espíritu del Nacionalsocialismo, formando luego parte del “Departamento Rosenberg” a ese fin.

Encontramos en la obra de Helmut Stellrecht no pocas ideas de gran profundidad e importancia. Con apenas dos docenas de Principios éticos, nos brinda un excelente resumen de las Virtudes que el Nacionalsocialismo tenía interés en exaltar para constituir la base del pretendido “Reich de los mil años” y formar al “nuevo hombre”. Aunque lo que aquí intentamos demostrar es que este no era otro que el antiguo hombre de la Tradición (2) indoeuropea o aria-hiperbórea.

Si bien el lenguaje sintético y simplificado no es el ideal para resaltar las similitudes, creemos que estos principios bien podrían equipararse al pensamiento clásico, a la conducta y espiritualidad aria que encontró su manifestación en la antigüedad en la organización del Imperio Romano o en la Grecia dórica-espartana, por citar dos antecedentes de los que más registros tenemos.

Dado que constantemente vimos al entorno más cercano de Hitler destacar como una de sus grandes virtudes, para alcanzar su éxito político, la facilidad para desmenuzar y exponer los grandes problemas sociales y políticos en sus expresiones más simples y fácilmente entendibles, también deberíamos darle la oportunidad a sus filósofos para exponer los grandes problemas del pensamiento en sus actitudes fundamentales, despojados de las complicaciones semánticas en las que los “intelectuales” se regodean para creerse en alturas espirituales que escondan su impotencia o incapacidad para vivenciar los valores del espíritu en algo más que las fabricaciones ilusorias del intelecto.

En realidad, los pueblos antiguos descendientes del tronco ario, y el romano es su más claro ejemplo, caracterizaron su religión y experiencia de los sagrado no en construcciones intelectuales o dogmáticas, sino en la simple vivencia de la trascendencia que todo lo impregna, en la ritualización de la vida que sacraliza la experiencia para elevarla hacia lo que es más que vida. Pues en definitiva, lo importante no es “conocerla” sino transformarse con ella. Esto lo llevó a no construir teologías, como lo hicieron otros pueblos, sino a cargar la vida con símbolos, ritos y actitudes que lo elevaran.

Desde el momento en que el Nacionalsocialismo eligió como sus símbolos más importantes a los mismos que el tronco ario ha enarbolado a lo largo de su historia, creemos no podemos eludir el analizar en qué medida su historia puede equipararse a la de aquél y cuanto de su espíritu vivió en este.

En primer lugar, el Símbolo del Águila nos trae a la mente las imágenes del glorioso Imperio Romano que lo utilizó como su símbolo más distintivo, bajo el que marcharon las legiones victoriosas en su simbólica lucha contra las fuerzas de las tinieblas. Pero esta misma águila romana, sagrada al dios del cielo luminoso, Júpiter, es también uno de los símbolos arianos de la mismísima gloria mística, tal como ha dejado constancia el hecho de que bajo la forma del águila deberá separarse el alma solar del cuerpo del emperador para su ascenso a los cielos durante la deificación o apoteosis.

A Julius Evola le debemos los más destacados intentos por equipar el combate de los pueblos italiano y alemán con la lucha de los pueblos arios en la antigüedad. En su obra, “La Tradición Romana”, dice: “El conocimiento del significado originario del simbolismo ario del Águila, resurgido emblema de nuestros dos pueblos, podría marcar el significado más alto de nuestra lucha y vincularse con el compromiso de que en ésta se repita en una cierta medida la misma epopeya en la cual las antiguas estirpes arias, bajo la señal olímpica y evocando la fuerza olímpica exterminadora de entidades oscuras y titánicas, pudo sentirse como milicia de influencias desde lo alto y afirmar un superior derecho y una superior función de dominio y de orden.”

Aún de más importancia y profundidad es el simbolismo de la Cruz Gamada o Swástika, que se pierde en la oscuridad de la historia como símbolo formador y sostenedor de los arios. Desde su primigenio simbolismo hiperbóreo de retorno al paraíso (por ser el sol que allí brillaba) mediante la conquista de la inmortalidad, ya sea que este fuera conocido como Whalhalla, Asgard, Agartha, Shamballa, Airyanen-Vaejo, Gardarika, Midgard, Hiperbórea, o cualquier otra forma en que los pueblos arios nombraron a la mítica cuna de sus ancestros, o paraíso terrenal de los hombres-dioses, la Swástika siempre ha sido el símbolo por excelencia de estos.

Pero también la rueda solar transporta el concepto de “Solaridad”, dador de luz y principio de si mismo, de fuerza luminosa de lo alto que arrasa con las tinieblas, así como de centro inmutable del movimiento y generador de él, centralidad calma y dominadora, condición fundamental para todo Imperium.

Remitiéndonos a los antiguos fundamentos de la Cosmovisión aria, podemos afirmar que el rasgo más característico de esta era el concepto de Orden. Ya sea bajo el término ario-helénico de kòsmos, el rita de los indoarios, el ascia de los iranios, el orlog de los germanos, siempre estamos hablando de una concepción orgánica del mundo y de la vida: la vida como Orden, captando a ley de este mundo como un reflejo de la Ley sobrenatural, que delata una intuición de nexos profundos con lo divino y de correspondencias tales de dar a cada cosa y a cada forma de vida un significado superior. Al decir de Julius Evola, “El hombre ario se sentía unido a la fuerza primordial de las cosas puesto que el espíritu en él era potencia y lo divino no un más allá a ser alcanzado a través de una evasión, sino el centro mismo de su vida más profunda: de allí aquel carácter de ser principio en sí mismo y de naturaleza "radiante" y "central", en lo cual consiste justamente -de acuerdo a la analogía presentada por la naturaleza- la "solaridad”. (3)

Este mismo concepto de Orden, como central en las creencias indogermánicas, era el que señalaba Walter Wüst, nada más y nada menos que el Director de la Ahnenerbe, es su obra “Indogermanisches Bekenntnis” (1942): “En particular el rita se manifiesta como fuego, luz y espacio, siendo cientos los pasajes del Rig-Veda que lo ensalzan triunfalmente. El rita es el fondo del que emergen los Dioses y el Ser único y verdadero en el que continuamente se reúnen las fases y las creaciones del mundo»”

También Hans F. K. Günther, uno de los más renombrados especialistas en temas raciales durante el Tercer Reich, dice en su obra “Religiosidad indoeuropea”: "El inmenso sentir de los indoeuropeos, aquella limpia mirada del hombre predestinado a la libertad espiritual, a la contemplación, a la theorìa, una potente mirada que aferra el mundo, con las potencias divinas y todo el actuar humano, como la totalidad de un Orden divino: un Orden que encontramos entre los indoarios como Rita, sobre el que velan Mithra y Varuna (el helénico Uranos) "custodios del Orden", entre los persas como ascia o urto (justicia, salud, orden), entre los griegos como kósmos, entre los itálicos como ratio, entre los germanos como orlog y Midgard..."

La antítesis de esta Cosmovisión puede encontrarse en la concepción dualista del judaísmo, y de aquí la raíz profunda del enfrentamiento de los judíos con los pueblos arios a lo largo de la historia. En este dualismo encontramos por una lado a Dios y por el otro a la criatura, con una barrera ontológica infranqueable entremedio; por un lado la carne, como pecaminosa, por el otro el espíritu, como contemplación pasiva e inalcanzable. Típica de este es la destrucción de la síntesis aria entre el mundo y el supramundo, manifestado en un Orden divino; destrucción de una realización interior y, consecuentemente, de toda calma interior y equilibrio, tan caros al espíritu ario. El mundo, por lo tanto, ya no es kòsmos sino que se encuentra desconsagrado.

Para el semita, y lamentablemente también el cristianismo se ha visto cada vez más colmado por este tipo de religiosidad con el transcurso de los años, la espiritualidad le es extraña o distante, si no fuera por el contacto con un dios lejano, o de un mesías del que espera la salvación, o una “revelación” para acceder al conocimiento, y con el que se relaciona mediante un servilismo, extraño al sentimiento ario de Libertad, o mediante la imploración rebajadora de la propia personalidad. Consecuentemente, se experimenta una mayor descentralización que deriva en la autohumillación y en un menoscabo del espíritu heroico. Este tipo de religiosidad lunar, pues la luz le es exterior, conlleva un contacto con la divinidad prevalecientemente sacerdotal en medio de un pathos de la culpa y la expiación de los pecados por un lado y un romanticismo de pasiones desordenadas o un contemplativismo pasivo por el otro. Posee además un transfondo de terroríficos castigos, o recompensas en un más allá lejano. Todo esto termina por reforzar el dualismo entre los dominios del espíritu y la vida en este mundo, situando además el súmmum del bien y del mal ya se en un Paraíso lejano o en un infierno aterrador.

Determinadas estas dos antítesis, podemos ahora pasar a analizar en cuanto se acercaba el Nacionalsocialismo a su propia Tradición, o al menos tendía hacia ella, sin contaminaciones de la contraria.

Nosotros creemos que la orientación espiritual del Nacionalsocialismo tendía fuertemente a la tradición ario-hiperbórea, aunque con las limitaciones de nuestra edad oscura, o, como mínimo, sentaba las bases conductuales para reencontrarse con ella. Para ello ponemos como ejemplo el texto, inédito en lengua castellana, que aquí presentamos.

Comenzando a desglosar cada uno de sus capítulos, nos encontramos en principio con la alusión a “La Sangre” y a “La Raza”. No es casualidad que así sea, el mito de la Sangre fue uno de las características más distintivas de la Cosmovisión Nacionalsocialista, y tal vez sobre la que más erróneamente se ha opinado, pero le ha servido a esta para elevar cada elemento de la vida a una significación ligada a determinados valores o tradiciones que le son consustanciales. Cabe destacar que tal concepción no fue jamás una pura referencia a la apariencia física y mucho menos un chato materialismo, como de mala fe, o por ignorancia, se la ha llamado, y como por lo demás la apariencia de los líderes NS dejaba más que claro - a no ser que se haya querido caer en un total absurdo. En realidad, la Raza, y la Sangre como su portadora mística, hacían referencia a un estilo formador caracterizado por ubicar en la mayor estima los valores del Honor y la Lealtad, la valentía y la disciplina, una claridad de miras y fortaleza de ánimo, una autosuficiencia y convivencia con la divinidad, propias de una raíz común que se remonta más allá del tiempo. En dicha concepción, la unión de las características físicas con las anímicas y espirituales era el ideal propugnado.

Por eso es que Stellrecht dice: “La sangre es la portadora de la vida. Tú llevas dentro de ella el secreto de la creación misma. Tu sangre es sagrada, pues en ella la voluntad de Dios vive.” Y referente a la Raza: “Quien tenga coraje, lealtad y honor, la marca del alemán, tiene la raza que debería dominar en Alemania, aun si él no tiene las características físicas de la raza nórdica. La unidad del noble y un cuerpo noble, es la meta hacia la cual pugnamos. Pero despreciamos aquellos que teniendo un cuerpo noble portan un alma innoble.”

Está claro que el racismo hacía referencia a características físicas, y quienes tenían la raza del cuerpo eran considerados como los más aptos para portar la raza del alma, pero consideramos importante destacar que la primera era absolutamente insuficiente si no estaba vivificada por los valores del espíritu y, en definitiva, eran estos los decisivos (4).

La conciencia de fuerzas más profundas que las meramente individuales, ha sido una constante para el hombre ario. Ya el romano, con su concepción de lares, penates, genios, héroes, y demás, se refiere en distinta medida a la conciencia de las fuerzas místicas de la Sangre, la Estirpe y la Raza, consideradas en el aspecto biológico, pero mucho más en el metafísico. El sujeto es siempre parte de una unidad orgánica superior, subiendo de nivel en nivel por ellas hasta encontrar su propia individuación. Mantener un vivido contacto con estas fuerzas profundas, pertenecientes a un Orden superior, es parte importante de su religiosidad. Estas han sido alimentadas por grandes hombres que han tanto tomado como aportado su esencia a ellas. Ya en el terreno de lo mítico, nos encontramos con dioses o fuerzas de lo alto que han echo otro tanto y la han mantenido en un Orden sobrehumano, al que sujeto tiene acceso por su pertenencia, llegando incluso a convertirse en su manifestación.

Ya en la etimología de las palabras tenemos algunas claves que nos comprueban este sentir. Es así que, una palabra como gentil, de gentilis, gentilitas, que hoy conocemos como una actitud amable, se refería en realidad al concepto de “gens”, y a cualidades derivadas de una pertenencia a una sangre o estirpe diferenciada. Parecido significado tenía la palabra genial, de genialitas, que, al contrario de lo que se piensa actualmente al remitirlo a un individuo único, era más bien una alusión a una cualidad racial, en tanto que deriva de la palabra “genius”, la cual originariamente designó a la fuerza formativa y generativa interna, espiritual y mística de un determinado pueblo y de una determi­nada sangre. Otras tantas palabras, como por ejemplo “ingenio”, remiten también a la dicha pertenencia sanguínea y a una determinada naturaleza.

Consideraciones de similar entidad podrían hacerse en cuanto a las referencias al “Pueblo”, pues la palabra usada en el original en realidad es “Volk”, para la que la traducción “pueblo” se queda corta en significado debido a los componentes “raciales” o de “estirpe” a los que hace referencia la original alemana. De hecho, Volk es más bien una entidad determinada por una historia común y portadora de determinados valores que va mucho más allá que un simple conglomerado de personas de un país o Estado y en la que su pertenencia se encuentra ligada a la sangre. El mismo texto deja esto en claro cuando dice: “El pueblo tiene su origen en la voluntad de Dios. Todos los de la misma sangre forman parte de él. Maldito sea aquél que desea destruir a los pueblos e igualarlos. (…) siempre florece de nuevo con indestructible vida, y se perfecciona a sí mismo en la fuerza que se eleva desde sus raíces hacia la voluntad de Dios.”. Por lo que se le asigna unas raíces comunes tanto como un fin divino más allá de lo simplemente humano.

También íntimamente ligado a él se encuentra la consideración que se hace del “Estado”, pues este es el encargado de dar forma, contener, proteger y hacer perdurar en el tiempo al Volk, con todo lo que este implica. Tal como nuestro texto nos indica: “Un Volk se da a si mismo su forma a través del Estado. Hay sólo una forma natural para cada pueblo, sólo un Estado.” Se hace luego mención a que el más capacitado de sus hijos es quién debe ser el Führer y director del Estado. Este Führer, a su vez, debe respetar la carga anímico-histórica del Volk, encauzar su potencia, promover su desarrollo y saber manifestar sus anhelos. Esto le permite ejercer el cargo, y no al revés, al tiempo que la autoridad está en realidad basada en una efectiva superioridad. Para nada puede esta autoridad basarse en la fuerza o la coerción, con las que sería apenas un poder transitorio sin sustento y falto de la calificación necesaria para imponer, mediante el Estado, las condiciones para un contacto hacia lo alto.

Yendo ya a lo que es puramente política, Stellrecht, para remarcar el significado del “Socialismo”, pone énfasis en el que fue el lema del Nacionalsocialismo: “El bien común está antes del bien individual”. Con lo que esto implica en términos de sacrificio para una causa mayor y en dejar de lado las inclinaciones egoístas y las bajas pasiones, para pasar formar parte de la fuerza del Volk y del Estado. Luego trae también a colación otro de los fundamentos del movimiento: “No lo mismo a todo el mundo, sino a cada uno lo suyo”. Con todo lo que esto, a su vez, implica en término de reconocimiento y exaltación de la Jerarquía como principio ordenador de la sociedad. No resulta un dato menor el que para exaltar el principio más populista, el Socialismo, que se le ha criticado al NS como un retroceso en términos de la antigua tradición aria, se impliquen sin embargo dos actitudes que podemos calificar de anagógicas, o de orientación “hacia lo alto” como el quebrantamiento del egoísmo y el reconocimiento de la Jerarquía.

También, llegado el momento de ocuparse de “La Patria”, vuelve a hacerse notar la preeminencia de una pre-existencia, de un origen mítico ligado a los mejores, que a su vez la han fortificado con su misma potencia. Concretamente dice: “En ti descansan hileras interminables de pasadas generaciones. La sangre del noble y bravo que te defendió, ha caído en ti. Tú fuiste fertilizada por los mejores que produjiste.”.

Pasando ya a las características que tiene que tener el hombre en la “nueva Alemania”, se antepone la virtud del “Coraje”. Hasta tal punto es así, que se llega a decir: “El coraje es el atributo más bello y noble que un hombre pueda tener. Quien no tiene coraje no es un hombre.” Para hacer luego referencia a la conexión con las fuerzas de lo alto que este conlleva: “El sentimiento de haber arriesgado todo al servicio de un ideal más alto, libera, porta a un hombre como si tuviese alas, y llena su corazón.”

Termina esta sección con uno de los más profundos sentidos de la religiosidad aria, como ser el contacto con la divinidad desde una actitud heroica, que nada sabe de arrodillarse ni juntar las manos en señal de esclavitud, sino que se demuestra en la lucha contra la adversidad y la sintonía con un Orden divino: “Nunca nadie afronta un reto más grande que la fuerza que se le ha dado para enfrentarlo. Cuando uno ha hecho todo lo que le es posible, la buena suerte viene a mostrarle un nuevo sendero y a ayudarle. Pero esto no es en verdad “buena suerte”. “Resiste todos los poderes, nunca cedas, se fuerte”, reclama el ejército de los Dioses.”.

En consonancia con esta última, otra de las virtudes del hombre exaltada es “La Dureza”. A este respecto se dice: “Nunca deberás darte por vencido, ya sea en el combate o en el trabajo. Aun si fallas mil veces, debes hacer el intento mil y uno. Al final tendrás éxito y serás el vencedor. Serás el vencedor en tu lucha y el vencedor sobre ti mismo.” Y queremos resaltar nosotros esta última afirmación, pues vemos justamente en la figura del “vencedor sobre sí mismo” la actitud esencial del hombre ario, aquél que antiguamente sólo alcanzaba el segundo nacimiento con el que realmente se podía llamar ario, o Ariya, cuando lograba vencerse a sí mismo y transfigurar su condición. Esta actitud es la misma que subyace en sus restantes virtudes, pues determina su capacidad de sacrificarse, de ser fiel y honrado, de tener la voluntad y disciplina necesarias, de ser dominador y formador, de llegar a “Ser” en definitiva, tanto como de alcanzar la victoria en la lucha por sus ideales. Este tipo de hombre es llamado a ser el fundamento de Alemania, y por ello es que se dice: “Necesitamos hombres duros y rudos como el acero. Sólo ellos enseñarán el gran futuro de Alemania. Alemania será la tierra del valiente y del fuerte. O perteneces a ellos, o ya no serás un alemán.”

En una gran muestra de pragmatismo y para no quedar confinado en la trampa de las bellas enunciaciones, por lo demás ya repleta con teóricos e intelectuales, es reclamada la ejercitación para el fortalecimiento de “La Voluntad”. Para ello se exclama: “La voluntad es la fuerza que te guía en tu interior. Ejercita tu voluntad a fin de que esté tan tensa y preparada como una cuerda de arco estirada, en condición de soltarse en el momento indicado, ni un segundo antes ni un segundo después. Ejercita tu voluntad en cosas pequeñas hasta que sea lo suficientemente fuerte como para extraer de ti aquello que Alemania espera.”

Es el momento de hacer el llamado a aquella virtud que ya resaltamos como corolario de la Dureza: “El Autocontrol”, el que es capaz de vencerse a si mismo. En la antigua tradición ascética del ario, en el hombre capaz de sobreponerse a sus deseos y pasiones, vemos el fundamento del Ariya. Por esto es que se indica: “El hambre y la sed existen para ser satisfechos. Pero pobre de aquél que come sólo con el fin de comer o bebe sólo con el fin de beber. Él está por debajo del animal. Nosotros odiamos a los glotones y borrachos con cuerpos protuberantes y ojos hinchados, personas sin carácter ni autocontrol. El cuerpo humano debe ser mantenido bajo disciplina de hierro, a fin de que estemos siempre en comando de él y pueda ser fiable. No podemos dejar nunca que el impulso sexual nos controle.”

Ser el vencedor sobre si mismo es condición ineludible para convertirse en Héroe. Y justamente es la figura del Héroe, la que es reclamada en todo momento por los líderes Nacionalsocialista como el arquetipo guía del Tercer Reich y el secreto de todo gran hombre. El dominio sobre si mismo es la verdadera fuente de la fuerza. Termina pues Stellrecht: “Si tú te controlas a ti mismo, tú controlas la vida. Ese es el secreto de toda gran personalidad. Ha ganado toda su fuerza, que ahora dirige exteriormente, superándose a sí mismo. Deberías ser el amo de ti mismo”. Hasta tal punto esto es buscado, y no sólo exclamado, que se ofrece al lector el pequeño ejercicio de hacer todos los días algo que no nos guste y dejar de hacer algo que nos guste como método a emplear para pasar del mero pensamiento a la acción.

Manifestación, tanto como condición, de lo anterior, es una de las virtudes exigidas a los portadores de la Sangre del Volk: “La Disciplina”. Sobre ella se dice: “Los salvajes y los medio salvajes tienen valor, pero sólo las personas evolucionadas tienen disciplina. La disciplina es la habilidad de estar bajo control. La disciplina se origina desde tu interior. La aceptas porque sigues una voluntad más alta.”

En el desarrollo de esta disciplina se exige también una obediencia absoluta y ciega, que a primera vista parecería estar en contraposición al gusto por la Libertad del ario, pero en la antigüedad tampoco la obediencia ciega fue menospreciada, pues hay momentos y procesos diferenciales que respetar. Así es que la obediencia extrema era inculcada en los rangos inferiores para poder templar el carácter y la voluntad, hasta el grado de hacerse dueño absoluto de uno mismo. Aquel que no puede obedecer su propia conciencia y se ve disgregado por sus contradicciones internas, necesita la obediencia exterior para poder ponerse un límite y templarse en la práctica del autodominio. Una vez purificado y unificado en sus tendencias, reinaba en cambio la absoluta libertad.

Nuevamente vemos entonces la actitud viril de quien busca y lucha en su interior para alcanzar un fin más alto y el contacto con fuerzas superiores. Así pues se indica: “La disciplina es una actitud espiritual. La Ley y el Orden trabajan a través ella en bien de todos.“

En la antigua tradición ario-hiperbórea, la disciplina y la obediencia hacia un Führer o emperador, que obtenga su autoridad de una superioridad efectiva, y sepa establecer los contactos con un Orden superior, es también la que libera y eleva. Quien se encuentra en lo más alto del Imperium, cumple el papel de pontífice (pons + facere = "hacedor de puentes"), ya sea por el ejemplo o desarrollo simbólico de los procesos que cada cual debe cumplir, o por la posibilidad que brinda, a quienes en los rangos inferiores le sirven, de participar en un sentido, un orden, una justificación trascendente que estos antes no tenían. Puesto que el inferior no vive nunca tan perfectamente la propia libre vida sino cuando sabe que ésta tiene un centro y un fin en algo superior, una propia razón de ser mucho más elevada de la que pudiera tener por sí solo. El emperador entonces cumple en brindar puntos de referencia para consumar lo que en los otros vive como ideal y que mediante la organicidad jerárquica permite la participación. A nivel de procesos personales, en este juego se trata de proyectar hacia lo externo, la dualidad interna, transfiriendo aquel yo superior, que no se sabe realizar en manera completa y directa, hacia la persona de jefes o castas superiores, cuya obediencia, sacrificio y lucha supraindividual por ellos, entonces, no tiene más el carácter del servilismo, del fanatismo o de la necesidad, sino que llega a expresar una técnica y una disciplina; llega a significar un modo de obedecer indirectamente a algo más alto de sí mismo, de luchar y sacrificarse por la realización misma de la personalidad. En esto residía para el mundo ario el sentido último de la obediencia extrema y la disciplina. El Rey, emperador o Fúhrer que cumpliera adecuadamente su papel, podía considerarse feliz entonces por lograr la meta máxima, aunque útopica en nuestra era, de ser un Rey entre reyes, un “Primus inter pares”.

En continua relación pasamos ahora a considerar “El Deber”. No es este algo impuesto sino que es remontado a un más profundo significado y ligado también a la fuerza mística de la Sangre. Sobre él se dice: “El deber es el “tú deberías” que sientes interiormente. El deber es aquello que Familia, Pueblo y Estado demandan de ti. Tú lo exiges de ti mismo, y el camino del deber más alto es también la ruta a la máxima felicidad, aun si conduce a tu muerte. La justicia proviene del deber cumplido. No existe ninguna otra justicia en el Estado nacionalsocialista”. Se termina haciendo mención a la concepción indo-aria del cumplimiento de la propia naturaleza, que vió su manifestación en la antigüedad en el régimen de castas. Este, para realizar un orden justo y orgánico, aparte de establecer una jerarquía, consideraba la realización de su tarea como el máximo logro, aún cuando sea en un rango inferior. “Un trabajador de la calle puede tener un rango más alto (entiéndase que es un mayor logro en el cumplimiento de su propio papel y no una ascensión en la jerarquía formal) que un ministro de gobierno, si él ha cumplido mejor con su deber” (5). Este respeto se corresponde con lo que es propio de la doctrina indo-aria del dharma y svadharma. En esta, cada ser tiene una diferencial naturaleza, determinada por las ecuaciones personales, a la que debe ser fiel para rendir homenaje al Espíritu supremo. Quien traiciona su propia naturaleza infringe una herida al Orden cósmico.

Llegamos ahora al momento de analizar los dos valores fundamentales de la cosmovisión Nacionalsocialista, tanto como de una vida sana en general: “El Honor” y “La Lealtad”. Expresión del antiguo adagio ario: “Nuestro honor es la Lealtad”, que fue también el lema de la pretendida élite NS personificada en las SS. Sobre el Honor, Stellrecht nos enseña: “Tú vives por honor, no por pan. Los esclavos creen que sólo se necesita comida y bebida para vivir. El hombre libre sabe que él necesita honor ante todo. Ser honorable es ser valiente. Ser honorable es ser desinteresado y leal. Ser honorable es ser dueño de sí mismo.” El NS eligió, con buenos motivos, hacer de este valor la base de prácticamente todas sus concepciones y ligarlo íntimamente a la Sangre nórdica, dejando de lado las interpretaciones materialistas e interesadas, para afirmar que: “Esta es la ley nueva, la cual da honor sólo al valiente, al desinteresado, al leal, al que tiene auto-control, a aquellos que hacen todo lo que pueden por Alemania.”

En cuanto a la Lealtad, tal es la importancia, que se dice aquí: “La lealtad es una palabra sagrada. Rara vez dicha. Debe ser tomada como por dada, tal como el aire que respiramos. Lo que existe, existe por la lealtad. Si eso que existe deja de ser leal, regresa a la nada. Alemania sufrió un colapso en 1918 porque la deslealtad reemplazó a la lealtad. Ahora está de pie sobre la base de la lealtad”

Con respecto a la aplicación en la vida diaria, se dice: “Nuevamente, la palabra de un hombre es de fiar. Las promesas deben ser mantenidas, y serán mantenidas. No necesitamos un apretón de manos y un juramento. Cada uno puede estar sujeto a nuestra palabra, porque otra vez nos hemos hecho leales. Alemania es la tierra de la lealtad. Ésta habita sus vastos bosques. Mora en sus caballeros y sus soldados. Mora otra vez en nosotros. La lealtad es nuestro honor.”

La concepción de la Fidelidad o “Fides” fue realmente una constante en toda relación tradicional aria. El famoso lema “Mi Honor se llama Fidelidad” de las SS remitía a la tradicional frase caballeresca germana “Meine Ehre heißt Treue”, pero la fides fue antes una de las más antiguas divinidades de la Roma pagana. Sobre esta, Tito Livio llegó a decir que su posesión era lo que diferenciaba a los Romanos de los bárbaros; aquella fides es la misma que se reencuentra en la bhakti hindú de la tradición indoaria y en la entrega con la cual los guerreros iranios se consagraban a sus jefes divinizados, no sólo en sus acciones, sino también en su mismo pensamiento y su misma voluntad. Tal fides se encuentra también como el cimiento espiritual de las diferentes unidades políticas feudales de la edad media, tanto como en general en el sacro Imperio medieval. Pero esta Fides no era apenas una regla conductual, sino que más bien se transformaba en un elemento religioso, en la posibilidad de una transfiguración personal mediante el sacrificio o la ascesis del que, mediante su superación, rinde su ego ante un fin superior para resultar elevado con él y alcanzar una más alta Libertad.

Y así es que, según la Cosmovisión aria, la concepción de “La Libertad” le es indisociable. Sobre ella nos remarca Stellrecht: “No hay libertad en Alemania para hacer cualquier cosa que uno quiera, y no habrá tal libertad, porque de otra manera Alemania no existiría. La libertad es elegir seguir el camino que el deber requiere. Quien no lo hace, es esclavo de si mismo. Aquél es el único hombre libre: Erguido y orgulloso, maestro de todo lo que le pudiese rebajar, lo mejor de la nación, el sostenedor del Estado. Él se ha elevado sobre sí mismo. Él cumple con el deber mientras los otros se van de vacaciones. Pero su deber lo eleva por encima de su pequeño ego y lo libera”. Nuevamente una característica fundamental de los hombres es desligada de lo propiamente individual y egoísta, para remitirla a una aspiración más alta y ponerla en contacto con las fuerzas del cosmos y de su propia sangre.

Resulta sumamente interesante resaltar como esta virtud es asociada a un actitud ascética, que, aunque en forma todavía rudimentaria, pero no por ello menos efectiva como norma conductual, acerca al hombre ario a un concepto mucho más elevado de Libertad. Este es similar al indo-ario del budismo, que es la Libertad de quién se eleva por encima de sus propias pasiones y de los deseos de su ego para encontrar el camino a una causa más alta. Así Stellrecht nos indica que: “Los demás hacen “los que les viene en gana”. Él es un hombre libre en medio del trabajo arduo que él mismo ha elegido hacer. Los demás son esclavos de sus deseos y sus pasiones. Son rufianes que pueden decir en un bar que el hombre es libre desde el nacimiento y puede hacer cualquier cosa que él desee. Quien piensa en sí mismo es un esclavo y dominado; Quien piensa en otros es amo y señor, y libre.” Por más que este no llegue a las alturas del pensamiento antiguo, queremos remarcar algo que muy pocos alcanzan a ver claramente, como ser la importancia de implantar normas conductuales anagógicas, que puedan crear una potente corriente hacia horizontes más elevados. Este era, en definitiva, la meta del Imperium en las sociedades arias. Es decir, el crear las condiciones para una determinada orientación y dar un sentido sagrado a toda la actividad de la sociedad, aún a quienes no les sería fácil encontrarlos por sus propios medios, tal como analizamos ya en el papel que cumplía la obediencia al emperador.

La misma Libertas romana comprendía ya el concepto de límite dentro del marco de una Jerarquía donde a cada uno se le reconoce lo suyo. Como ya vimos, la Jerarquía superior le abría las puertas a los inferiores para una participación en el Orden supramundano. En la modernidad, en pos de una pretendida “libertad”, que es en realidad un muy chato libertinaje, se pierde el contacto con aquél Orden superior y el individuo se centra en los propios caprichos o en el más craso materialismo economicista, con lo que su personalidad y unidad abdica, y, ya descentrado y abierto a las fuerzas irracionales, se vuelve esclavo del constante devenir y agitación de las fuerzas de lo bajo. Increíblemente, a este disgregarse en tendencias contradictorias para ser esclavo de las propias pasiones, en la modernidad se lo llama Libertad.

Algo más controvertido, como valor ario, se podría entender el llamado a “La Fe” de nuestro autor, pues no es propio de un señor de sí mismo la mera “creencia” sino el conocimiento claro. Aún cuando tal concepto no se encuentra del todo desarrollado, vemos como algo positivo cuando sobre el mismo se dice: “La fe brota de tus sentimientos más profundos. En la fe, el alma ve una parte del orden del cosmos. Tiene un sentido de aquello que debería ser, y ve a través de sus ojos una parte de la forma en que debería y puede desarrollarse. Sabe que yendo de esta manera cumple con el mandato de Dios y trabaja en pos de la obra maestra inmensurable, incognoscible. El sendero de la fe está delante de cada uno de nosotros. Aun si no es el camino de la fama y el honor, es aun así el camino del deber y de la máxima felicidad. Encontrarlo significa ganar una parte de la fuerza eterna que mueve los mundos.” Por lo que es remitida también esta a un concepto más alto de contacto con el kòsmos, para lo que las simples habilidades racionales suelen resultar insuficientes.

Llega el momento de analizar un Principio que siempre ha sido de gran importancia para el hombre ario: “El Destino”. Sobre él se dice: “Nosotros no creemos en un ciego destino que conduce a las personas por sus vidas. No creemos que los ángeles de Dios nos protejan a cada paso que damos ni nos impidan caer. Pero sí creemos en una voluntad divina que da sentido a cada vida que nace. No uno general arbitrario, sino que cada vida tiene su sentido y propósito particular. En las profundidades de nuestras almas intuimos si actuamos de acuerdo a este sentido. Una voz dentro nuestro otorga la respuesta, y nos habla de la voluntad divina que nos muestra el camino por el que deberíamos ir”. Claramente es visible la actitud viril de una religiosidad activa típicamente aria, que no se abandona ante lo divino ni espera de él la salvación, sino que lo busca dentro de si mismo e intenta darle un sentido a la vida de acuerdo a él. Reafirma esto luego, cuando dice: “Pero tú tienes la libertad de decidir cuál camino quieres seguir. Ningún destino ciego te rige. Tú sigues tu propio camino. Si tú sigues la ley en tu corazón, ese es el sendero hacia tu Dios. Es la vía que viene de la eternidad y conduce hacia la eternidad. Todo es parte del enorme plan del cosmos, del cuál tú eres parte si buscas tu sendero”. “La dicha de la creación vive en cada uno, pues le pertenece a quienes la están construyendo. No existe un cielo de gozo y beatitud. Tú portas a Dios en tu corazón. Te has sobrepuesto a la muerte y, si mueres, subsistirás como una parte de la fuerza eterna que obra y crea constantemente. Tu destino es el camino que se te ha presentado. Tu libre albedrío decidirá si lo sigues y cumples con tu misión en la vida.”

Nos encontramos aquí con el más alto sentimiento de la divinidad aria: encontrar a Dios dentro de uno mismo, sin esperar por un cielo de beatitud ni un infierno de tormentos, sino hacerse amo y señor de la propia vida y sacralizarla. No se cae tampoco en el error de reducir todo a lo simplemente humano sino que se respeta a lo divino que está todavía más allá de la propia condición, accediendo a esta esfera sólo mediante la dura lucha, siendo su hacedor.

La antigua tradición aria tampoco conoció jamás un destino ciego. Este era más bien la consecuencia del Orden o Kosmos, producto de una inteligencia divina que todo lo rige. Tampoco puede ser percibido como una limitación a su libertad sino un claro, y pleno de Justicia, ordenamiento según una ley más alta que la meramente humana. Para el hombre ario, con su típico amor por la claridad, esto constituye más bien una herramienta con la que poder accionar sobre la voluntad del todo, tal como quién utiliza una eficaz técnica para lograr un fin, pero, sobre todo, se transforma en la posibilidad de encontrar un sentido divino a su vida, que, en armonía con el kósmos, participa de una potencia más alta y la aprovecha para purificar su individualidad y facilitar su accionar. Que en la actualidad, aquél “Fatum”, sea percibido por el hombre moderno como algo “fatal”, ciego o hasta enemigo a su voluntad, que, por más apariencia de libertad que tenga, nada puede contra ella, esto más bien es consecuencia de su interés meramente humano y egoísta que lo ha hecho desvincularse de una ley más alta.

Parecidas consideraciones se hacen extensivas en la comprensión de “El Nacimiento y la Muerte”. Aquí se dice: “El nacimiento y la muerte son la misma cosa; Son los dos lados de una puerta. Para aquel que la comprende, la muerte no abriga terror alguno. No hay tras la muerte ningún lugar de tortura, ni infierno alguno. Ver la propia culpabilidad es la sentencia más severa y al mismo tiempo la máxima penalidad. El juicio y el castigo están dentro de ti mismo”. Se ahonda aún mas en la autodeterminación y autosuficiencia en el contacto con lo divino cuando se dice: “La labor inconclusa sólo puede ser rehecha por un esfuerzo doble. Nuevamente será tuya la elección, ya sea obrar en consonancia con el plan universal, o ser su enemigo. Esa es la única muerte que existe, convertirse en una fuerza de la destrucción en lugar de creación, y esta no es una muerte física. Por lo que es tu libre determinación el escoger a qué bando perteneces, al de Dios o, para usar un viejo término, al del diablo. Lo que llamamos nacimiento y muerte, es sólo la puerta entre dos mundos. No existe nacimiento ni muerte, sólo el cambio, y podemos atravesar confiadamente la puerta, pues todos los mundos fueron creados por una única mano”.

No está de más volver a resaltar el sentimiento de convivencia con un Orden supramundano y la comodidad y libertad que se experimenta en su seno. Con esta concepción de la vida y la muerte, y con el destierro al miedo raíz, como ser el miedo a la muerte, se abren posibilidades de una amplitud de conciencia más allá de los límites de la vida, tan caros a la Cosmovisión ario-hiperbórea.

Pasamos ahora a analizar la descripción que se hace de “La Naturaleza”. La misma corresponde al sentimiento “pagano” de la vida propio de la población alemana, más allá, o a pesar, de su religión. Se corresponde con la actitud aria de sacralizar toda la vida y no posicionar lo divino en un cielo lejano, pues la divinidad se encuentra en cada aspecto de la existencia. Es así que ya no es necesario ponerse a orar para estar en contacto con ella, aunque sí pueda ser válido como rito o técnica. Esto mismo se deja en claro aquí cuando se dice: “La divinidad manifiesta su poder en sus criaturas. No habita en las paredes que las personas construyen. Pueden ser testigos de su voluntad, pero Dios está en todo lo viviente. Nuestros antepasados se internaron en los bosques para hallar o para honrar a Dios. El alemán auténtico percibe, con sagrado estremecimiento, a Dios en toda forma de vida de la creación. Él ora a Dios honrando sus obras maestras”. Hasta qué grado este sentimiento fue implantado en el Tercer Reich, lo demuestra el enorme cuidado que se tuvo por los animales y por la ecología durante este periodo, hecho inédito en la historia de un gobierno y en oposición a la imperante concepción materialista-economicista en la actualidad, donde el criterio es la explotación y descuido de toda forma de vida que no dé un rédito económico. Retrotrayéndose al hombre de aquella época es que se dice: “Él protege el bosque, el árbol y el arbusto como si fuesen sus camaradas. Él ama a los animales, los que son torturados y atormentados en otros países. Lo que para él es parte de su grupo familiar, es en algún otro lugar sólo una posesión. Él ve y honra en cada cosa a la creación de Dios.”

Continuando con este contacto íntimo con la divinidad, aunque ahora haciendo mención a los fines de una acción, se nos brinda un capítulo dedicado al “Hacer una cosa por si misma”, que nos es más que un viejo postulado indo-ario de “hacer lo que debe ser hecho”, desligando los fines de la acción para purificarla en la voluntad pura del que se basta a si mismo, que implica tanto una fidelidad a lo más puro de si mismo, como una fidelidad al kósmos. La más baja perversión de este postulado sería caer en la mentalidad materialista de hacer algo teniendo como fin el dinero, que es más bien la imperante en la actualidad. Así nos lo hace saber Stellrecht cuando escribe: “Tú nunca deberías hacer nada por dinero, sino más bien siempre porque lo vale por si mismo. Quien nos pide que seamos buenos y devotos por el dinero, nos seduce y nos aparta de Dios. Dios está en el bien que hacemos, pero no es en el cielo donde gozaremos de la eternidad. Es propio del alemán hacer algo meramente por si mismo. Tal fue siempre el primer y más alto servicio hacia Dios en Alemania”

Llegamos ahora al que hemos considerado el mayor distintivo de la cosmovisión aria: “El Orden”. Y si bien no es marcada por Stellrecht la real dimensión de este concepto, no se puede negar que el mismo subyace a lo largo de todo el escrito. Aquí apenas se hace notar que: “El mundo fue creado cuando el orden se hizo presente. Existirá por tanto tiempo como continúe existiendo el orden. Logrará su cúlmine cuando haya alcanzado el estado supremo de orden”.

Pasamos entonces a la “Honestidad”. Sobre esta se dice: “¡No debería haber nada falso en ti! El judío es deshonesto. Así nace y por siempre se encuentra lleno de engaño. Tú naces para ser honesto y permanecer honesto. Tu cara no miente, tus palabras son ciertas, tus acciones son claras, y puedes mantenerte erguido frente a todos.”. Se ve que la misma recaba su fundamento a una actitud hereditaria tanto como se hace mención a la necesidad de cultivarla y fortalecerla. A no distinto ámbito era remontada tal virtud en la cosmovisión del hombre ario. De hecho, etimológicamente, la palabra Honestus se encontraba vinculada con la idea de honos, término que antiguamente tuvo el significado prevaleciente de noble, de noble rango y que en la Roma antigua era la designación precisa de una nobleza a la cual muchas veces le correspondía también una nobleza biológica. Pasando a consideraciones de orden más bajo, Stellrecht hace notar que: “La primera demanda del honor es considerar el honor de otros como la posesión más preciada. La siguiente demanda del honor es que uno respeta la propiedad de otros, la cual ha sido ganado por diligencia y duro trabajo. Nuevamente debe volver a ser posible que en Alemania uno pueda dejar las puertas sin llave por las noches. Debería haber una generación nueva en Alemania, honesta de palabra y acto, porque el honor es para ella más necesario que la vida misma. Y la desgracia sea para quien peca en su perjuicio…” Bien podrían los políticos modernos, que actualmente se encuentran rebasados por problemas de inseguridad, tomar nota de los asombrosos resultados que durante el Tercer Reich se obtuvieron como corolario al cultivo de tales virtudes entre la población.

De orden más estrictamente político, son las consideraciones que se hacen sobre “La Propiedad”. De la misma se dice: “En el estado nacionalsocialista ya no hay una propiedad con la cual el individuo pueda hacer lo que desee. No hay derecho ilimitado de propiedad, sólo un derecho ganado para administrarlo en provecho de la comunidad”. Volviendo a aplicar el lema del Partido, “El bien común antes que el individual”, que ya analizamos, al uso que se hace de la propiedad. Hasta tal punto esto fue así, que se llegó a expropiar terrenos que eran utilizados con fines especulativos o egoístas para que puedan ser utilizados para el bien de la comunidad. Esto constituye la manifestación del principio referente a la necesidad de extirpar, también en el terreno de lo político, el egoísmo, la codicia y las bajas pasiones, pues los principios que dominan en lo alto deben ser aplicados hasta en lo más bajo para que sean completos y puedan imperar. De poco sirve promover el cultivo de tales virtudes si el pueblo se encuentra luego con que se permite la proliferación de las actitudes contrarias. De esta forma pudo ser extirpado el cáncer de los parásitos y especuladores que, sin crear nada y sólo aprovechándose del trabajo de los demás, carcomen desde abajo los cimientos políticos de la sociedad. Sin embargo, tampoco la propiedad fue “comunizada”. Por el contrario, fue respetada como un logro de las personalidades libres y un premio a la iniciativa creativa, con el sólo límite de no atentar contra el todo. Para esta valió también el lema “a cada uno lo que merece” en lugar de la igualación rebajadora de la personalidad.

En cuanto a “La Ley y la Justicia”, también esta es remitida a la Sangre y a la comunidad, para elevarla más allá de las consideraciones puramente humanas. De ella se dice: “La justicia ya no descansa sobre lo que el individuo piensa, sino que más bien la ley debe estar enraizada en los sentimientos de la comunidad. Queremos que la justicia otra vez rija en Alemania, aquella grandiosa justicia no escrita que nos fue legada en nuestra sangre”.

Llegamos ya al fin de el libro para hacer una breve reflexión sobre “La Estructura de la Vida”, haciendo mención al natural transcurrir desde la juventud, con el don de la fuerza que debe saberse encauzar, a la madurez, con la amplitud de miras que da la experiencia para saber distinguir lo bueno de lo que es inútil, y la vejez, colmada de honores para quién ha cumplido con el deber para con su Volk. Si bien se declama la importancia de cuidar de cada etapa por igual, el punto de inflexión en la vida de una persona se sitúa en la forma en que se ha reaccionado ante la lucha y el cumplimiento del deber en el combate. Así se nos dice: “Luego de que la gran batalla haya sido librada y el pesado trabajo consumado, las personas se han formado a sí mismas interior y exteriormente. El cuerpo y el alma han evidenciado lo que son, adonde pertenecen, ya sea a la fuerza creadora o a la destructora”

También en esto puede verse la antigua tradición ascético-guerrera de la Cosmovisión aria, de la guerra querida como medio deseado en si mismo, como la oportunidad donde el hombre se encuentra cara a cara con las fuerzas desnudas tanto como ante la oportunidad de tomar bando en una milenaria contienda. Ante la visión de la muerte las limitaciones mundanas son quebradas y los propios demonios desatados para ser enfrentados. Aquí se debe luchar contra los adversarios tanto como con el propio mundo interior para vencer sus miedos y deseos. Se le brinda entonces la oportunidad de convertirse en Héroe librando la gran guerra santa interior, operando su transfiguración a la luz de la muerte, cuando ya nada más vale sino las fuerzas puras.

Justamente el arquetipo del Héroe fue el más exaltado durante toda la época del Tercer Reich y casi que podría tildarse a su búsqueda como la actitud más sobresaliente de este periodo.

Llegados a este punto, cuando volvemos a preguntarnos si hubo en el Nacionalsocialismo corrientes que lo reorientaran hacia las antiguas tradiciones arias, nos resulta evidente que las mismas realmente existieron. Sería además vano negar la asunción de sus principales símbolos. Queda para la discusión en qué medida este contacto se llevó a cabo y cuán efectivo fue, aunque esto resulta irrelevante para nuestro análisis pues los principios no están sujetos a una determinada realización temporal. Consideramos de todas formas positivos los contactos a través de las ideas aquí expuestas, con algunas fallas típicas de nuestra época, es cierto, pero no por ello deben despreciarse.

En el continuo referir a la antigua Tradición de su Sangre, con todos los valores que esta conlleva, el hombre ario tuvo al menos la oportunidad de reencontrarse con su esencia más íntima mediante el contacto con ideas y símbolos de su más luminosa herencia, volviendo además a tomar bando en una milenaria guerra en el plano arquetípico.

Estamos convencidos que la asunción de normas conductuales, acompañadas con el convencimiento y el impulso interior, aun cuando sean sólo el comienzo de un camino regenerativo, son más importantes que teorizaciones y formas vacías.

Tal como nuestra Sangre nos dicta, debemos valorarlo sin importar lo que se diga o desee, sino simplemente por amor a la claridad y la Verdad.

Pablo Siegel

Buenos Aires,

Julio de 2010

NOTAS:

1.- Hemos editado ya un texto oficial de las SA para adoctrinamiento en la Cosmovisión NS en dicha organización (Sponholz, Hans; “Breviario Nacionalsocialista; Ed. Sieghels; 2010) y otro oficial del NSDAP sobre la doctrina económica (Hermann y Ritsch; “La economía en la cosmovisión nacionalsocialista”; Ed. Sieghels; 2010) que demuestran que toda política del Tercer Reich tenía siempre como base a dicha cosmovisión.

2.- Utilizamos el término Tradición en la acepción dada por autores como Julius Evola o René Guénon, no referente a un momento histórico sino a una actitud ante la vida. Es decir, en la preponderancia del Ser inmutable y lo sagrado, en el hombre para el cual esta vida es experimentada como símbolo de la realidad trascendente que debe ser conquistada; en contraposición con la concepción moderna donde la preponderancia está en el tiempo y el devenir, en lo material e ilusorio, donde el hombre centra su experiencia en la mera vida, en el confort y la satisfacción de sus caprichos.

3.- Evola, Julius; “La Tradición Romana”; Ed. Heracles; Bs. As.; 2006

4.- A este respecto, hemos reunido testimonios de primera relevancia, como las del propio Hitler y los mayores especialistas en temas raciales del Tercer Reich, apoyando esta postura, en nuestra introducción a la obra "Doctrina y ética aria", de Julius Evola, Ediciones Sieghels, Buenos Aires, 2008. La recomendamos para poder esclarecer la significación exacta de lo “ario” a la que hacemos referencia y no contaminar dicho significado con malas interpretaciones modernas.

5.- Podemos entender que esta expresión no sea vista como propia de una concepción aristocrática, pero debería entenderse en el contexto de un régimen que en realidad estableció muy marcadas jerarquías. Quienes citan siempre esta sentencia para criticar una supuesta equiparación hacia abajo, rebajando a los mejores al nivel del hombre común, deberían también citar el discurso de Hitler en ocasión del “Reichsparteitag der Arbeit” cuando dice: “Cuando se me pregunta qué entiendo por nacionalsocialismo, yo debo responder: no otra cosa que poner en movimiento, exclusiva y autoritariamente, a los más capaces en cada plano de nuestra vida”. La implementación del Führerprinzip está allí para demostrarlo. Podemos consentir también que se haya efectuado en algún momento un rebajamiento del concepto de Führer, impropio de la tradición aria, pero se debería igualmente tener en cuenta que Hitler se preocupó, incluso hasta límites inauditos en la política moderna, por brindar siempre el ejemplo en todas las virtudes que propugnaba y no ser visto jamás en actitudes impropias de su condición. Será esto materia de un próximo libro por lo que no necesitamos extendernos aquí.

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Fe y Acción
Libro de vitudes nacionalsocialistas.
(texto oficial del NSDAP)
Helmut Stellrecht
Obergebietsführer-HJ y Brigadeführer-SS

Fe y Acción - Libro de vitudes nacionalsocialistas - Helmut Stellrecht

130 páginas
21 x 14,5 cm.
Ediciones Sieghels, 2010
Encuadernación rústica
Precio para Argentina: 30 pesos

"Fe y Acción" era un texto oficial de adoctrinamiento para la Juventud Hitleriana, editado por la propia Casa Editora Central del NSDAP. El mismo constituye una especie de "Libro de Virtudes Nacionalsocialistas", en lenguaje simple, claro y sintético, con cada uno de los rasgos, valores o principios que deberían enarbolar los nacionalsocialistas.
Su autor, el entonces Obergebietsführer de la Hitlerjugend, Helmut Stellrecht, desempeñaba tareas de educación militar para la Juventud hitleriana al momento de su publicación y obtuvo rápidamente el visto bueno de las autoridades Nacionalsocialistas, pasando luego a desarrollar tareas de adoctrinamiento como Befehlsleiter en la "Oficina Rosenberg".
Con apenas dos docenas de Principios éticos, en unas pocas páginas nos brinda un excelente resumen de virtudes exaltadas por el Nacionalsocialismo y entroncadas en la Tradición indoeuropea o ario-hiperbórea.
La exaltación del Héroe, del hombre valiente y noble, con honor y lealtad ante todo, dueño de si mismo, que se superpone a sus pasiones para entregarse a un fin superior, es su rasgo más distintivo. Este hombre, además, es visto como un engranaje dentro de un Orden superior, al que honra con su recto accionar y por el que se encuentra imbuido por un sentimiento de religiosidad viril y activa pero respetuosa por las eternas leyes de la naturaleza, justa y noble para con cada manifestación de la divinidad.

(Descargar Introducción haciendo click aquí)

Ver más sobre este libro:

http://www.libreria-argentina.com.ar/libros/fe-y-accion-libro-de-virtudes-nacionalsocialistas-helmut-stellrecht.html



ÍNDICE
Prefacio 7
Introducción:
Cosmovisión Nacionalsocialista y Tradición Ario-Hiperbórea. 9
Sangre 31
Raza 35
Pueblo 39
El Estado 43
Socialismo 47
La Patria 51
Coraje 55
Dureza 59
La voluntad 63
Autocontrol 67
Disciplina 71
Deber 75
Honor 79
Lealtad 83
Libertad 89
Fe 93
Destino 97
El Nacimiento y la Muerte 101
Naturaleza 105
Hacer una cosa por si misma 109
Orden 111
Honestidad 115
Propiedad 119
La Ley y la Justicia 123
La Estructura de la Vida 127

PREFACIO
Nos enorgullece presentar al público de habla hispana un muy pequeño texto de época del Nacionalsocialismo, pero no por ello privado de relevancia: “Fe y Acción” fue un texto oficial de adoctrinamiento para la Juventud Hitleriana, editado por la propia Casa Editora Central del NSDAP. El mismo constituye una especie de “Libro de Virtudes Nacionalsocialistas”, en lenguaje simple, claro y sintético, con cada uno de los rasgos, valores o principios que deberían enarbolar los nacionalsocialistas.
Su autor, el entonces Obergebietsführer (1) de la Hitlerjugend Helmut Stellrecht (2), desempeñaba tareas de educación militar para la Juventud hitleriana al momento de su publicación y obtuvo rápidamente el visto bueno de las autoridades Nacionalsocialistas, pasando luego a desarrollar tareas de adoctrinamiento como Befehlsleiter en la “Oficina Rosenberg”.
La primera edición de este libro se realiza en 1938, en tiempos de paz, aunque es reeditada sin cambios y en gran tirada (150.000 ejemplares), en 1943, ya con la guerra muy avanzada.
Hemos decidido hacerle dos pequeños agregados estéticos a su obra. Ya que entendemos su gran mérito radica en la facilidad que tiene para interactuar con el alma, y que, destinada a los jóvenes, estos suelen entenderse mejor con las imágenes y sentimientos despertados por el simbolismo que con las construcciones del intelecto; por un lado acompañamos cada capítulo con una imagen artística que pretende ilustrar mediante el Arte de la época, lenguaje del alma, la idea o principio enunciado. Siendo la actividad cultural y artística del Tercer Reich la más prolífica y exaltada de la era moderna, esto nos resultaba lo más adecuado sin duda (.). Por la otra parte, separamos cada frase o idea mediante una combinación de runas. Siendo estas la representación simbólica de los arquetipos del alma y significando, cada una, una actitud espiritual que suele estar en armonía con las virtudes nacionalsocialistas aquí expuestas, también esto nos ha parecido lo más adecuado.
Con esta publicación comenzamos a hacer realidad un añorado proyecto, como es la edición de traducciones inéditas para nuestra lengua castellana de textos fundamentales del Tercer Reich, que esperamos ayudarán a comprender el periodo más tormentoso y oscuro de nuestra historia. Sabiendo las dificultades que esto implica y reconociendo nuestras limitaciones, pedimos disculpas anticipadas por las fallas que pudieron haber sido corregidas si contáramos con más tiempo o recursos adecuados, y a la vez hacemos un llamado a las personas que nos puedan ayudar a subsanarlas o, sobre todo, deseen colaborar con traducciones de cualquier idioma, lo que sin duda haría a esta empresa mucho más prolífica de lo que es en la actualidad.
Ediciones Sieghels

(1) Los Obergebietsführer, rango de la Hitlerjugend que pocos alcanzaban y sólo se encontraban por debajo del Reichsjugendführer (Baldur von Schirach hasta 1940, Artur Axmann hasta 1945), eran responsables de las unidades administrativas más importantes de la HJ., las cuales abrazaban a unos 375.000 jóvenes cada una.
(2) Helmut Stellrecht (21 de diciembre 1898, Wangen im Allgäu , † 23 de junio 1987, Bad Boll) De 1917 a 1918 Stellrecht combatió en la Primera Guerra Mundial y, tras su finalización, continuó en pie de guerra, participando en diversos Freikorps. Desde 1921 participa activamente en los movimientos völkischen de la época y se convierte en uno de los fundadores de la Hochschulrings deutscher Art de Stuttgart. Desde 1923 perteneció a la organización paramilitar bávara Wehrverband Reichsflagge (en la que Ernst Röhn dirigía la sección de Münich). En 1931 se unió al Partido Nacionalsocialista (Miembro 469.220). Participó de la Reserva SA de Schweinfurt. En el otoño de 1931 fue gerente técnico del Servicio del Trabajo (Arbeitsdienst) en la Casa Parda. En 1933, comienza a desempeñar funciones en el Ministerio de Trabajo en Berlín, simultáneamente con su actividad en la formación de líderes para la Juventud Hitleriana. En 1934 alcanza el grado de Obergebietsführer en la Reichsjugendführung. En 1939 llega a ser Brigaderführer de la SS. Finalmente, Stellrecht se desempeñó como alto funcionario de la llamada “Oficina Rosenberg” para la educación ideológica del Nacionalsocialismo.
En 1945 forma parte del gobierno Dönitz. Y tras la guerra tiene una destacada participación en los grupos de ultra-derecha.
Entre sus obras como escritor se destacan, durante la época del Tercer Reich, las publicaciones para la educación en el espíritu Nacionalsocialista. Entre ellas, “Die Wehrerziehung der deutschen Jugend“ (“El entrenamiento militar de la juventud alemana”) (1936), “Glauben und Handeln“ (“Fe y Acción”) (1938) y “Neue Erziehung“ (“Nueva educación”) (1942).
Después de la Segunda Guerra Mundial, publicó varias obras bajo el seudónimo de “Hermann Noelle”, llegando a destacarse como especialista en temas lombardos y celtas.
(3) También en esta excepcional actitud del Tercer Reich hacia el arte, encontramos la misma intención de llegar al alma del pueblo.



INTRODUCCIÓN

Cosmovisión Nacionalsocialista y Tradición Ario-Hiperbórea
(descargar)


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La economía en la cosmovisión Nacionalsocialista - Arthur Reinhold Herrmann y Arthur Ritsch - Librería Argentina

La economía en la cosmovisión Nacionalsocialista
(contiene anexos de Hitler, Feder y Darré)
Arthur Reinhold Herrmann y Arthur Ritsch

La economía en la cosmovisión Nacionalsocialista - Arthur Reinhold Herrmann y Arthur Ritsch

196 páginas
21 x 14,5 cm.
Ediciones Sieghels, 2010
Encuadernación rústica
Precio para Argentina: 40 pesos

La presente es una obra editada por el N.S.D.A.P. en 1934, destinada a explicar la política económica del III Reich e intentar comprenderla a la luz de la cosmovisión Nacionalsocialista.
Tal compresión le resulta esencial desde el momento en que la economía es, para el Nacionalsocialismo, sólo un medio procurado en función de fines más elevados, un sistema dirigido a un fin, pero jamás un fin en si mismo. Tampoco puede esta ser divorciada de los fundamentos de esta cosmovisión pues sólo en pos de estos adquiere una entidad digna de atención. En la concepción nazi la causa, el objeto y el fin del poder político es la Volksgemeinschaft, esto es, la comunidad nacional organizada sobre la base del Volk. Este volk, si bien puede ser traducido como pueblo, en realidad se trata de una comunidad histórica racial portadora de valores eternos que dan fisonomía y fuerza anímica al conjunto, a la vez que sirve como guía para un camino ideal de realización en su propia herencia.
No se trata, entonces, de que la economía procure ventajas materiales a los individuos, no se trata, en ningún caso, de colocar en primer lugar la mejor y más barata provisión de bienes, sino que están decididamente en primera línea los valores eternos del Volk y, a resguardo de este, la salvaguardia de la independencia y del valor nacional. La nueva política económica, en consecuencia, nunca debe considerar la rentabilidad inmediata y debe estar siempre ligada a los valores y al sentimiento de la vida que conforman la Cosmovisión Nacionalsocialista.
Las tan declamadas teorías económicas, basadas en cálculos materiales, nada tienen que hacer aquí. Hitler mismo, como enfáticamente proclama en algunos de los discursos que extractamos como anexos, se convierte en enemigo de estas sacrosantas teorías, y de sus bien pagados "especialistas", panegiristas del dios dinero, en tanto estas no sirven al pueblo sino que se edifican alrededor de conceptos mercantilistas que sólo lo llevan de crisis en crisis, sino lisa y llanamente a la miseria. Cuando estos "especialistas" en economía se horrorizaban porque Hitler pensaba transgredir las leyes económicas y trastocar el equilibrio económico, Hitler se horrorizaba de que existiendo comida y trabajo la gente muera de hambre o sufra necesidades. Para él, el dinero sólo vale en tanto que se corresponde al trabajo y la producción. De no ser así, es apenas un papel sin valor que ni se puede comer ni logra brindar algún otro servicio considerable a las necesidades vitales, y mucho menos puede ser condicionante de la vida de un pueblo.
Así fue que la economía retomó su orden natural y el patrón oro fue suplantado por el patrón trabajo. Las relaciones comerciales ya no fueron guiadas por el interés del mercado, donde hasta las necesidades más elementales son tratadas como mercancías que se venden y se compran al mejor postor, sino que debían estar mediadas por los valores del Volk, como el honor y la lealtad, junto a la conciencia de responsabilidad por la comunidad.
Tras unos simples y lógicos conceptos, logrando que todo el mundo los entendiera, sacó a Alemania de la peor crisis económica de su historia para colocarla en lo más alto del conjunto de naciones, reocupando a más de 6.000.000 de desocupados, alimentando y generando bienestar entre el pueblo, colmándolo de beneficios, pero sobre todo restituyéndole sus valores y dignidad. Ante esto deben callar sus detractores. Por temor a este ejemplo todos los poderes financieros y políticos que hoy rigen el mundo enriqueciéndose sin límites, se aunaron para combatirlo, ridiculizarlo y desprestigiarlo reescribiendo la historia.

(Descargar Introducción haciendo click aquí)

Ver más sobre este libro:

http://www.libreria-argentina.com.ar/libros/herrmann-ritsch-la-economia-en-la-cosmovision-nacionalsocialista.html

ÍNDICE
Introducción 9
Economía y Cosmovisión Nacionalsocialista 9
El teórico del Tercer Reich: Gottfried Feder. 17
El Mayor robo de la Historia:
La alta finanza, verdadera fuente de violencia y miseria. 26
La Economía en la Cosmovisión Nacionalsocialista
Título Primero
ECONOMÍA Y COSMOVISIÓN 33
A. La esencia de la economía y de la política económica 33
B. Cosmovisión del liberalismo y del marxismo 35
C. La Cosmovisión del Nacionalsocialismo 39
1 Los fundamentos del Nacionalsocialismo 39
2 Los elementos de la Cosmovisión del Nacionalsocialismo 42
(a) Sangre y Raza. Concepto y esencia de la Raza 43
(b)- La Tierra 47
(c) Carácter y Sentimiento. 49
D. La economía romántica y el nacionalsocialismo 51
Título Segundo
LA ESENCIA DE LA ECONOMÍA ORGÁNICA 53
A. Relación entre economía y política 53
B. Finalidad de la economía orgánica 55
C. El bien común antes que el propio 56
D. La línea rectora de la política económica alemana 57
E. Conceptos económicos fundamentales 62
F. El derecho al trabajo 67
G. La liberación de la agricultura de la urdimbre captalista 71
1. Generalidades 71
2. Sumario sobre las actuales medidas legales relaticas a la liberación del campesinado 72
3. La creación de la corporación de la agricultura alemana 73
H. Autarquía y comercio exterior 75
Título Tercero
EL NUEVO ORDEN SOCIAL Y ECONÓMICO 77
I. La concepción del Nuevo Orden Social 77
A. La concepción individualista y universalista 78
B. La concepción nacionalsocialista 79
II. Desarrollo actual del Nuevo Orden 80
A. El nuevo orden en el trabajo 80
1. El Frente alemán del Trabajo 80
(a) La misión del Frente Alemán del Trabajo 81
(b) Organización del Frente Alemán del Trabajo. 83
(c) El Frente alemán del Trabajo y la N.S.B.O. 85
2. La Ley sobre el ordenamiento del trabajo nacional 86
B. El nuevo ordenamiento de la economía alemana 89
1. Ley para la estructuración orgánica de la economía alemana 89
2. La Reichsnahrstand 93
3. Las llamadas corporaciones del Reich 94
C. Cámara de Cultura del Reich 95
1. La importancia cultural y política de la Cámara de Cultura del Reich 95
2. Organización de la Cámara de Cultura del Reich 97
Título Cuarto 99
LA ABOLICIÓN DE LA ESCLAVITUD DEL INTERÉS 99
A. El desarrollo de la Idea 99
B. Las exigencias programáticas 100
C. Tentativa de la disminución orgánica del interés 102
Título Quinto
LA LUCHA CONTRA LA DESOCUPACION 107
A. El nuevo espíritu en la creación de trabajo 107

Anexo I
La doctrina económica de Hitler según sus discursos 111
1º de Agosto de 1923 111
1º de febrero de 1933 113
23 de marzo de 1933 114
10 de mayo de 1933 116
30 de enero de 1934 120
21 de mayo de 1935 122
30 de enero de 1937 125
24 de Febrero de 1937 133
20 de Mayo de 1937 135
20 de Febrero de 1938 146
30 de enero de 1939 152
10 de Diciembre de 1940 152
Anexo II
Política financiera 155
Fritz Reinhardt. Sec. de Estado del Ministerio Nacional de Finanzas.
I. Las medidas tomadas y los resultados obtenidos 155
II. Las cargas sobre las rentas futuras 159
III. Garantía de préstamos para las parejas que van a casarse y reducciones sobre los hijos 160
IV. Exenciones generales, reducciones y ajustes. 163
V. La legistación que rige la reforma de los impuestos 164
VI. La reforma de la legislación que rige los impuestos sobre la industria y los bienes raíces 165
VII. Métodos desarrollados para asegurar el pago de los impuestos 166
Anexo III
La servidumbre al interés del dinero 167
Discurso de Gottfried Feder
Anexo IV
La elaboración del Estado Nacionalsocialista 171
Gottfried Feder
La idea alemana del Nacionalsocialismo 171
La idea racial 171
La ciudadanía 172
La economía nacional 172
Reforma de las finanzas estatales 172
La economía financiera estatal 173
El “Dictado” de Vesalles 173
La economía del préstamo 173
El banco del Imperio, S.A. 174
La carestía 174
Reforma de la hacienda estatal 174
Nuevos caminos 174
El banco de edificación e industria 175
El Estado sin impuestos 175
Anexo V
Nacionalsocialismo y Propiedad Privada 177
Gottfried Feder 177
Anexo VI
El mercado organizado vence a la crisis internacional 185
Walter Darré
Crisis del sistema inglés 186
Europa depende de sí misma 187
Industria nacional dependiente del extranjero 187
Únicas deducciones posibles 189
Ordenación del suelo contra el espíritu comercial 189
El suelo no es mercancía 190
Precio fijo no significa dictado por fuerza 191
¡Cerradas las puertas a la especulación! 192
El hueco en el cálculo inglés 193
No más antipatía hacia las importaciones 194
Coordinación del trabajo en vez del negocio de ocasión 195


INTRODUCCIÓN
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La economía y la cosmovisión nacionalsocialista

(Introducción al libro “La economía en la cosmovisión Nacionalsocialista”, Ediciones Sieghels, 2010, Buenos Aires, Argentina:

http://www.libreria-argentina.com.ar/libros/herrmann-ritsch-la-economia-en-la-cosmovision-nacionalsocialista.html )

La presente es una obra editada por el N.S.D.A.P. en 1934, destinada a explicar la política económica del III Reich e intentar comprenderla a la luz de la cosmovisión (1) Nacionalsocialista.

Tal compresión le resulta esencial desde el momento en que la economía es, para el Nacionalsocialismo, sólo un medio procurado en función de fines más elevados, un sistema dirigido a un fin, pero jamás un fin en si mismo. Tampoco puede esta ser divorciada de los fundamentos de esta cosmovisión pues sólo en pos de estos adquiere una entidad digna de atención. En la concepción nazi la causa, el objeto y el fin del poder político es la Volksgemeinschaft, esto es, la comunidad nacional organizada sobre la base del Volk. Este volk, si bien puede ser traducido como pueblo, en realidad se trata de una comunidad histórica racial portadora de valores eternos que dan fisonomía y fuerza anímica al conjunto, a la vez que sirve como guía para un camino ideal de realización en su propia herencia. Es muy importante alcanzar este nivel de significación, pues sin él los análisis se quedan, sino en un chato materialismo, en conveniencias políticas o históricas, sin llegar a vislumbrar la índole espiritual de su lucha.

No se trata, entonces, de que la economía procure ventajas materiales a los individuos, no se trata, en ningún caso, de colocar en primer lugar la mejor y más barata provisión de bienes, sino que están decididamente en primera línea los valores eternos del Volk y, a resguardo de este, la salvaguardia de la independencia y del valor nacional. La nueva política económica, en consecuencia, nunca debe considerar la rentabilidad inmediata y debe estar siempre ligada a los valores y al sentimiento de la vida que conforman la Cosmovisión Nacionalsocialista.

En cuanto a su implementación práctica, el imperativo categórico de la actividad económica es el que fuera también lema del partido: "El bien común prevalece sobre el bien privado", sin por esto dejar de tener en cuenta el reconocimiento de la propiedad y el respeto por la libre iniciativa creadora como presupuestos básicos.

En estos postulados encuentra su diferencia, tanto como su lucha, con las concepciones liberal capitalista y con la marxista. Se opone terminantemente a hacer de la obtención de ganancias el fin y determinante de la economía, como hace el capitalismo, tanto como a rebajar la importancia de la personalidad creadora sustituyéndola por las potencias del número o la masa, y a analizar el acontecer en clave materialista, como hace el marxismo.

Las tan declamadas teorías económicas, basadas en cálculos materiales, nada tienen que hacer aquí. Hitler mismo, como enfáticamente proclama en algunos de los discursos que extractamos como anexos, se convierte en enemigo de estas sacrosantas teorías, y de sus bien pagados “especialistas”, panegiristas del dios dinero, en tanto estas no sirven al pueblo sino que se edifican alrededor de conceptos mercantilistas que sólo lo llevan de crisis en crisis, sino lisa y llanamente a la miseria. Cuando estos “especialistas” en economía se horrorizaban porque Hitler pensaba transgredir las leyes económicas y trastocar el equilibrio económico, Hitler se horrorizaba de que existiendo comida y trabajo la gente muera de hambre o sufra necesidades. Para él, el dinero sólo vale en tanto que se corresponde al trabajo y la producción. De no ser así, es apenas un papel sin valor que ni se puede comer ni logra brindar algún otro servicio considerable a las necesidades vitales, y mucho menos puede ser condicionante de la vida de un pueblo.

Por lo tanto, allí donde los especialistas del sistema circunscribían la actividad y riqueza de un pueblo a la economía, aseverando que esta a su vez estaba regida por las exigencias del capital, Hitler decía que para él es la economía la que tiene que servir al pueblo y es el capital el que sirve a la economía, jamás puede ser al revés. Estos no pueden ser sus determinantes dado que la riqueza es únicamente la capacidad de trabajo de un pueblo. Así fue que la economía retomó su orden natural y el patrón oro fue suplantado por el patrón trabajo. Las relaciones comerciales ya no fueron guiadas por el interés del mercado, donde hasta las necesidades más elementales son tratadas como mercancías que se venden y se compran al mejor postor, sino que debían estar mediadas por los valores del Volk, como el honor y la lealtad, junto a la conciencia de responsabilidad por la comunidad.

Para lograr el reflorecimiento de Alemania y la imposición de una nueva cosmovisión, fue necesaria en primer lugar una dura lucha contra la usura, los especuladores, el sistema bancario ligado al interés del dinero y la producción ficticia de bienes sin mediar trabajo ni creación alguna, verdaderos parásitos de la vida de un pueblo y causantes de su miseria.

Tras unos simples y lógicos conceptos, logrando que todo el mundo los entendiera, sacó a Alemania de la peor crisis económica de su historia para colocarla en lo más alto del conjunto de naciones, reocupando a más de 6.000.000 de desocupados, alimentando y generando bienestar entre el pueblo, colmándolo de beneficios, pero sobre todo restituyéndole sus valores y dignidad. Ante esto deben callar sus detractores. Por temor a este ejemplo todos los poderes financieros y políticos que hoy rigen el mundo enriqueciéndose sin límites se aunaron para combatirlo, ridiculizarlo y desprestigiarlo reescribiendo la historia. (2)

Tales logros, inéditos en nuestra historia, merecen entonces que analicemos aquí la economía del Tercer Reich. Para ello debemos empezar por reseñar los elementos de la Cosmovisión que le es fundamental. Nuevamente es el mismo Hitler quien asienta: “La decadencia y el renacimiento de un pueblo no dependen de un programa económico malo o bueno, sino de la debilidad o consistencia de la cosmovisión que ese pueblo sostiene”

Alfred Rosenberg, como responsable de la formación doctrinaria, sostuvo que “La fe en el valor de la sangre y en el valor de la raza aria, es el presupuesto primario de la cosmovisión nacionalsocialista”. La razón ha sido frecuentemente pasada por alto, ya sea por incomprensión o tras la velada intención de desvirtuarla, pero salta a la luz cuando se comprende que la sangre es para el Nacionalsocialismo la contenedora de los más altos valores a los que aspira. Destacan entre ellos el heroísmo, el honor, la lealtad, la camaradería, disciplina, dureza, sinceridad, el reconocimiento y respeto de un orden divino tanto exterior como interiormente, el sentimiento aristocrático, el sacrificio y la conciencia de comunidad. (3)

Contrariamente a lo que difunde la historia oficial, el materialismo biológico fue abiertamente rechazado para buscar en la raza la unión de las características físicas con las psíquicas y espirituales. Un desarrollo racial está siempre ligado a un determinado espíritu creador y a determinados rasgos del carácter. La biología, si bien es tenida en cuenta por su valor científico, es impotente por si sola para resolver este problema.

Por lo tanto, la política racial tiene una doble tarea, aunque indisolublemente unidas: a nivel físico, busca un mejoramiento de las condiciones biopsíquicas del pueblo para poder brindar así mayores posibilidades al cultivo de los rasgos del carácter. A nivel espiritual y moral, busca educar al pueblo en el cultivo de los valores nórdico-arios. (4) Entre estos, es el arquetipo del Héroe el que guía esta búsqueda. De él, nace el sentimiento de sacrificio por la comunidad, tanto como la actitud guerrera y la potencia espiritual.

Centrados en este punto de vista, casi ni hace falta mencionar que el odio por otras razas nada tenía que ver aquí, pero dado que se pone tanto énfasis en hacer llegar a nuestros oídos la palabra “raza” únicamente cuando está acompañada por la palabra “odio” (tal vez por temor a que se descubra su verdadera dimensión), recurramos nuevamente el testimonio de Rosenberg al respecto: “Cuando el pueblo alemán recuerda su más honda esencia, no significa esto la proclamación de un odio racial, sino por el contrario, el requisito indispensable para una correcta consideración de la raza y el profundo reconocimiento de los valores y servicios culturales de otras naciones, y con ello, el fortalecimiento de todas las razas contra el caos y la decadencia en todos pueblos del mundo”. El mismo Walter Gross, jefe de la Oficina de Política Racial del NSDAP, en los últimos años de gobierno, se quejaba amargamente de que después de haber hecho todo para dejar en claro que cada raza es respetable y honorable, que cada una debe buscar sus propias cualidades raciales, y que el racismo alemán sólo marcaba que había diferencias, aparecía algún alemán que bajos sus propias teorías raciales declaraba a estos inferiores y a estos otros superiores, echando a perder todo el trabajo realizado.

Nos encontramos ahora con otro importante componente de la cosmovisión NS: el Suelo. Este es aquí una parte del cosmos y ya no puede ser considerado como una mercancía o una simple variable de la economía. Su función respecto al Volk es ser fuente tanto vital, por ser el proveedor del alimento y trabajo, como espiritual, por ser la base para una purificación racial.

Debe tenerse en cuenta aquí la mentalidad de la época con respecto al mito o simbolismo del campesino, que para las diversas ideologías apegadas a la tradición representaba el elemento primitivo de la herencia germánica resistiendo los embates de la decadente modernidad y al espíritu burgués cosmopolita. Mediante el contacto con la naturaleza, el autoabastecimiento que libera de la servidumbre, y por no haberse mezclado con elementos extraños a la tradición alemana, se pretendía crear una nueva nobleza racial ligada al suelo que reemplazara a la mayormente caduca nobleza formal, más vinculada a los intereses del dinero que a la tradición germánica.

Por esto mismo es que se prohibió terminantemente que el suelo pueda descender a ser considerado dentro de las leyes económicas del mercado y ya no se permitió cargarlo de deudas ni especular con él en vistas de ganancias materiales. El interés y la usura le fue extraño y ni siquiera las subas y bajas del mercado pudieron afectar su producción pues se estipularon precios fijos para todos los productos agrícolas.

Por último, encontramos en el texto de Hermann y Ritsch una mención al carácter y el sentimiento como elementos esenciales de la Cosmovisión Nacionalsocialsta. Debemos decir que estos en realidad se encuentra comprendidos en los conceptos de Sangre y Raza, pero de todas formas es importante constatar la preponderancia que se les da por encima de consideraciones como la educación o cultura, o incluso por sobre la ciencia, cuando sabemos que el Tercer Reich ha dado extremo valor a los avances científicos, contrariamente al rechazo que es común en los ambientes tradicionalistas que lo alimentaron. El Nacionalsocialismo reconoce que el porvenir y felicidad del pueblo dependen de sus valores culturales y artísticos. Sin embargo el acento está puesto aquí en el Carácter y el Sentimiento, pues estos son los determinantes de los valores culturales, del arte y de la ciencia, a la vez que se convierten en el objetivo primordial de la educación. Son los valores raciales entonces los que dan sentido e importancia a los restantes y la lucha está orientada tanto a cultivarlos como a la eliminación de los valores que le son extraños, tal como una siembra debe contemplar primero la eliminación de malezas.

Dentro de los sentimientos difundidos por el Nacionalsocialismo, destaca la constante preocupación por la comunidad expresada en el lema “El bien común antes que el propio” tanto como el cuidado por el desarrollo de la personalidad creadora. Aunque en apariencia pueda resultar contradictorio, y paradójicamente han sido criticados los dos extremos por las orientaciones políticas de izquierda y de derecha, en realidad lo que vemos es, en la vida individual, un intento por desarrollar personalidades independientes, creadoras y dueñas de si misma, conjugado con, en la vida social, una orientación contraria que busca sacrificar egoísmos en pos de la comunidad. Habituadas las mentalidades modernas a la definición liberal y democrática de personalidad, tras la que se encuentran desordenadas y contradictorias orientaciones hedonistas que hacen a un hombre esclavo de sus pasiones conformando múltiples personalidades extrañas a toda firmeza e individuación, olvidan que, en la tradición antigua, el desarrollo de una personalidad completa conlleva interiormente un uso extremo de disciplina y autoridad para unificar los desordenados sentimientos tras un fin trascendente a los meros intereses mundanos. Una de las funciones y símbolos del Imperio era justamente esta analogía entre el desarrollo interior y el desarrollo social, por lo que el Emperador o Führer debía tanto simbolizar como ejemplificar esta búsqueda. En nuestro texto podemos leer justamente que la exaltación del Führer no es propia de un sistema personalista sino simbólico, cuando dice: “El Führer personifica en sí una idea permanente. El contenido de la idea Adolf Hitler se llama: VOLK ALEMAN (…) Solamente una personalidad de profundidad espiritual y pureza moral puede encender un entusiasmo verdadero”.

Ahora bien, esta idea abarcadora de comunidad tampoco puede llamarse democrática pues en ella lo que se busca es que sobresalgan los mejores y no se cae en el error de reemplazar la calidad por la cantidad. Resaltando la importancia del desarrollo de la personalidad como generadora de toda concepción grande y verdadera, leemos: “Hitler ha proclamado expresamente el 1-5-1933, la liberación de la iniciativa creadora de la perniciosa influencia de la decisión mayoritaria: en esto reside el reconocimiento y la exigencia del “Principio de la conducción” (Führerprincip).”

Contradiciendo a lo que muchas veces se le ha criticado desde la derecha conservadora, el Nacionalsocialismo, conlleva también un cierto espíritu aristocrático que fue finalmente puesto en práctica mediante el Führerprincip, en la constante búsqueda de los mejores en cada rama de actividad social, en la selección extrema que se ponía en práctica en las SS, así como en la búsqueda de la formación de una nueva nobleza fiel a los valores raciales. Tanto Goebbels, encargado de crear la fuerza política que se alzaría con el poder, como Himmler, encargado de crear la organización política que se atribuiría el ser la élite y modelo del Nacionalscialismo, relatan que cuando se hicieron cargo de sus respectivas organizaciones lo primero que hicieron fue reducir la cantidad de miembros seleccionando únicamente a los mejores, en lugar de intentar incorporar a la mayor cantidad de efectivos posible como es costumbre en política. Hitler llega incluso a equiparar la selección de los mejores en los cargos directivos con la tarea del Nacionalsocialismo cuando en el segundo congreso del Trabajo dice: “Cuando se me pregunta qué entiendo por nacionalsocialismo, yo debo responder: no otra cosa que poner en movimiento, exclusiva y autoritariamente, a los más capaces en cada plano de nuestra vida”.

Ahora vemos más claro que el Tercer Reich se opuso a la total estatización de la economía para no anular la fuerza creadora detrás de esta: la personalidad.

Y es que únicamente a la luz de todos los valores de la cosmovisión Nacionalsocialista podemos comprender la política económica del Tercer Reich.

Alfred Rosenberg estableció muy bien las prioridades cuando declaró: “La sangre, es más que el oro, el suelo Patrio es más que un paquete de acciones, el honor es más valioso que los más altos dividendos, el pueblo está por encima de la suma de todos sus negocios”

Una nueva forma de entender la economía fue entonces puesta en acción. Esta debía amoldarse por completo a su cosmovisión y servir al pueblo en lugar de estar este regido por las leyes económicas del mercado.

Por esto es que la tarea económica fundamental del Nacionalsocialismo no fue acomodar una variable económica en particular sino modificar de raíz el pensamiento y la orientación anímico espiritual del pueblo. Promover la conciencia de comunidad, ética y moral como valores esenciales y, luego, crear una estructura social y económica que se corresponda con su cosmovisión.

La Comunidad fue basada en el Honor y la Lealtad, los que constituyeron sus fuerzas impulsoras. De hecho, la relación entre empresarios y empleados fue formalmente, y regularizada por ley, establecida en base a la confianza y lealtad mutua y ya no más la dependencia capitalista ni mucho menos la lucha de clases. La ley promovía literalmente el honor y la lealtad entre empleados y empleadores. Específicamente, la ley sobre el ordenamiento del trabajo nacional, del 1/4/1934, regulaba las condiciones laborales según la cosmovisión nacionalsocialista. Esta ley se desentendía de la regulación de los casos particulares y ubicaba en primer plano, en cambio, los fundamentos espirituales de la nueva concepción del trabajo. Tribunales de honor, integrado por personas fuertemente impregnadas por la cosmovisión Nacionalsocialista, eran encargados de juzgar a ambas partes en tanto transgredieran estas normas o existieran desacuerdos.

Robert Ley, Reichsleiter, jefe de organización del NSDAP y director del Frente Alemán del Trabajo, decía: “La felicidad del pueblo no la hacen ni la ley ni los párrafos muertos, solamente el espíritu y la concepción del mundo que el hombre tiene, determinan su felicidad y su bienestar y le dan su suerte. Socialismo es enseñanza, es formación del espíritu y del alma, y no sólo la estructura y organización

Siendo la educación la preocupación fundamental, el Nacionalsocialismo construyó una amplia red de organizaciones que alcanzaban todos los ámbitos de la vida social. Destacando en el afianzamiento del sentimiento de comunidad, encontramos a la que fue la organización más importante y de mayor magnitud: El Frente Alemán del Trabajo (DAF). Aparte de su objetivo educacional y de regulación de toda la vida laboral de la nación, el DAF se encargaba también del aprovechamiento del tiempo libre y de la difusión de una amplia vida cultural alemana, mediante su organización especial ”Fuerza por la Alegría” (KdF), que cumplía las funciones de maestra de todos los alemanes sobre la cultura de la nación alemana. A la terminación de la jornada de trabajo, o en los descansos, los alemanes, por intermedio del KdF, se veían colmados con el ofrecimiento de todos los valores de la cultura alemana. Por primera vez en la historia, el obrero, al mismo tiempo que le fueron cuidados todos sus derechos y beneficios, pudo acceder a conciertos de música clásica, obras teatrales, viajes y vacaciones pagas por todo el mundo en imponentes buques creados por esta organización, (5) siempre cuidando difundir los valores nacionales y el respeto por la naturaleza y la comunidad.

Tanto fue el desarrollo de la cultura y el arte alemanes, que en nuestro libro sobre economía llegamos a leer: “Lo que nosotros queremos, es más que la dramatización del programa del partido. Procuramos como ideal, una profunda unión del espíritu de la concepción heroica de la vida, con las leyes eternas del arte . . . Las leyes nunca pueden ser cambiadas, son eternas y extraen su sustancia de los dominios de la eternidad.”.

Una muy clara declaración de principios.

El teórico del Tercer Reich: Gottfried Feder.

En lo que respecta a la teoría económica oficial del Nacionalsocialismo, y su consecuente puesta en práctica, es sobre todo a la obra de Gottfried Feder a la que debemos referirnos. Él fue el único teórico al que el Führer admiraba, de hecho logró que Hitler ingresara al partido gracias a sus ideas, pero sólo porque sus teorías se asentaban en sólidos principios y no tanto en cálculos o probabilidades. Esta importancia se vio reflejada luego en el hecho de ser el encargado de desarrollar las ideas del Programa del NSDAP tanto como de la Biblioteca doctrinaria oficial del partido.

De entre sus escritos, “El Manifiesto contra la Usura” constituye un libro esencial para conocer la visión económica del Nazismo. Editado en 1918, en breve tiempo llegó a ser fuente espiritual del Nacionalsocialismo. Adolf Hitler mismo escribe en “Mi Lucha”: “Después de haber oído la exposición de Feder, de inmediato me cruzó la mente el pensamiento de haber encontrado ahora el camino hacia una de las premisas más esenciales para la fundación de un nuevo partido.”

Los hechos que llevaron al autor a desarrollar sus ideas, y que sirvieron de fermento a la revolución Nacionalsocialista, son tan actuales en el 2010 como cuando se editó la obra: a pesar de que una pequeña porción del planeta podría producir bienes suficientes para abastecer a la humanidad entera, la enorme mayoría de la población apenas puede satisfacer sus necesidades básicas, mientras una pequeña cantidad de parásitos absorben todas las ganancias. Esto deriva en cifras aberrantes de muertes por hambre sobre las que se enseñorea el poder financiero mundial. El trabajo productor de bienes no puede hacerlos valer como tales ni abastecer al pueblo con ellos debido a que vive esclavizado a los designios del Dinero y sus “leyes económicas” intocables.

Es aquí donde Feder y el Nacionalsocialismo (NS) intervienen para devolver la economía a sus cauces naturales: La búsqueda de ganancias ya no podrá llevar a la ruina y esclavitud a una Nación sino que deberá amoldarse dócilmente, bajo la dirección del Estado y el Führer, al bien del Pueblo. Un orden de prioridades en apariencia tan básico, como los es el optar entre el bien del capital usurero (poder secreto del mundo) o el bien de la comunidad, escapaba sin embargo a su implementación debido a una ignorancia sabiamente instalada.

Feder veía muy claramente las causas de la esclavitud. Al veneno que corroe todos los pueblos del mundo impidiendo su Libertad, a la grave enfermedad que padece la humanidad y todo lo invade, la llamó mammonismo: Por mammonismo ha de entenderse, por una parte, el poder mundial del dinero, la potencia financiera supraestatal reinante por sobre el derecho de autodeterminación de los pueblos, y, por otra parte, una disposición del espíritu que se ha adueñado de amplios círculos populares: el ansia de lucro insaciable, una concepción de la vida orientada exclusivamente a los valores materiales, que ya ha conducido y continuará conduciendo a una alarmante caída de todas las normas morales. El Mammonismo es, en su esencia mas profunda, la religión del tipo humano que esta orientado puramente a lo terrenal. Este veneno ha sido inventado demoníacamente, para enfermar a la humanidad, para enredarla en lo más hondo del materialismo, para robarle lo más preciado que tiene, el alma. Paralelamente con ello se ha desarrollado la terrible, inmisericorde, tiranía del poder del dinero, para quien los hombres no son sino esclavos del interés, solo están para trabajar para la renta y para el interés. (6)

Este poder mundial que gobierna por sobre los pueblos, tiene como principal fuente de energía la que proviene, sin esfuerzo y sin creación de bienes, del interés. Es a partir del gran engaño del interés como el poder mundial se ha convertido en omnipotente, pues ya no existe pueblo alguno que no viva esclavo del pago de intereses, disminuyendo así todas sus posibilidades económicas. Es sumamente importante entender que el sistema de pagos de deudas eternas, y la libertad del dinero para autoalimentarse mediante la usura, son los medios básicos de control mundial. En materia política y social, desde lo micro a lo macro, absolutamente todo está ligado de forma directa o indirecta a ello. Este sistema de deuda perpetua no es un accidente ni se encuentra concatenado a la actividad económica, sino que se trata de un medio sumamente efectivo de control mundial..

Esta afirmación de trascendental importancia no resulta de fácil comprensión para el común de los mortales, ya sea por ignorancia o indolencia, o por no querer creer que algo en apariencia superfluo tenga tal magnitud.

Pongamos entonces un ejemplo cercano, como la situación de nuestro país, aunque, variando las cifras, la situación es muy similar en la mayoría de los países: hoy en día, corriendo el año 2010, siendo sumamente benévolos con las sumas y sin hurgar en lo que se esconde debajo de la alfombra, la Argentina tiene como mínimo una deuda que se estima en los 180.000 millones de dólares (lo que equivale casi a dos terceras partes del Producto Bruto Interno, o sea un 60% del valor de la producción total del país). Esta deuda no sólo no se paga nunca, sino que ni siquiera se llegan a pagar los intereses de este capital: en los últimos años apenas se llega a pagar las dos terceras partes de los intereses, pero nada del capital. Es muy importante notar que todo lo que no se pague, se vuelve a refinanciar sumándolo al capital inicial (lo que además es una práctica ilegal conocida como anatocismo), y esto deriva siempre en cifras cada vez más imposibles de alcanzar. Por lo tanto, no es difícil deducirlo: Argentina está condenada a una deuda eterna que, aunque se paga con el trabajo de cada argentino, no se logra reducir sino que aumenta cada vez. Este año, por ejemplo, se presupuestó pagar unos 31.000 millones de dólares, pero para ello se tomará una nueva deuda de 38.000 millones, por lo que con el maravilloso plan de “desendeudamiento” la deuda ha aumentado unos 7.000 millones de dólares. Las obligaciones de pago de deuda constituyen el condicionante principal del desarrollo económico del país. Este sistema de endeudamiento perpetuo no es una casualidad, sino que se trata de un plan muy bien elaborado para el control político tanto de la Argentina como de la gran mayoría de las naciones, ya que mientras más con la soga al cuello se esté, más dócilmente se aceptarán las liberales “recomendaciones” de los organismos internacionales, que le evitan al país ingresar en una crisis cuando deciden declarar solvente a la Nación de turno (en realidad, toda Nación que toma deuda más allá de su capacidad de pago, y en todo el mundo esto está pasando, es no solvente. Pareciera, sin embargo, que sólo cuando a la banca internacional le conviene esto toma estado público)

Pero el problema no termina aquí ya que, aunque no lo notemos, el interés, siendo la principal fuente de inflación, inunda la vida económica de todo un país y produce un drenaje constante de su riqueza hacia las arcas de la finanza internacional. El interés lo encarece absolutamente todo: el pan y la leche de cada día es cada vez más cara debido al interés, los impuestos que pagamos son más caros debido al interés, la pérdida de valor de la moneda que tenemos en el bolsillo se debe al interés.

Creemos que con estos ejemplos queda claro como el trabajo productor de bienes reales de millones de personas, pues la deuda se paga con las riquezas que todos generamos, es tributario de los intereses de un capital que nada produce, un dinero que en realidad, si no fuera por la confianza de la gente y la creencia cuasi religiosa en las sacrosantas “teorías económicas”, no es más que un papel que no sirve ni para envolver un queso. De aquí viene una de las tesis fundamentales del NS y de Feder: el dinero ha perdido su función real de ser un bono por trabajo efectuado para convertirse en un medio de esclavización de los pueblos. Tras su actividad parasitaria, una minoría detentadora del poder vive a costa de la esclavitud y el trabajo creador de las naciones, generando ganancias extraordinarias sin producir nada. El mismo Feder constató que en la Alemania de aquella época el capital prestamista era 20 veces más grande que el capital industrial y esta proporción sigue siendo aproximadamente la misma hoy día, cuando no mayor. La abolición de la servidumbre del interés del dinero logró acabar con esto.

Feder sostiene que el quebrantamiento de la servidumbre del interés nos da la posibilidad de abolir todos los impuestos directos o indirectos. Al eliminar el interés, el dinero que antes iba a parar íntegramente a los bolsillos del gran capital prestamista queda libre para obras públicas. La Alemania nacionalsocialista ha demostrado con el ejemplo que las rentas de todas las empresas estatales que producen utilidades, como el correo, el telégrafo, el ferrocarril, las minas, los bosques, etc., alcanzan completamente para poder costear todos los necesarios objetivos estatales en las áreas de educación, cultura, justicia, administración publica, previsión social, etc. sin tener que cobrar impuestos a la gente, impuestos que no son otra cosa que servidumbre al interés del dinero.

El Tercer Reich ha demostrado que el milagro económico es posible. Rompiendo estas cadenas, los alquileres pudieron ser reducidos a la mitad, los productos básicos que cubren las necesidades diarias redujeron su valor y fueron mantenidos al menor precio posible, y, ¡por fin!, propiedad, alimentación, educación, salud, vivienda, y demás necesidades básicas, pasaron a ser un derecho inalienable de todo ciudadano en vez de una mercancía más librada al libre comercio y a los vaivenes de la economía capitalista.

Feder nos ha advertido también sobre uno de los mecanismos más peligrosos de la trampa del interés: los intereses de intereses, o interés compuesto. A pesar de estar prohibido bajo la figura de anatocismo, este es capaz de hacer de una pequeña deuda una deuda impagable. Dado que su crecimiento es exponencial, se torna un factor que multiplica exponencialmente la deuda a determinados lapsos de tiempo. Para hacerlo comprensible, Feder utiliza como ejemplo el famoso problema matemático en el que un mísero penique, puesto en la época del nacimiento de Cristo a un interés del 6%, convertido a interés de intereses, se convierte en la actualidad en una cantidad tal que ni siquiera nuestro Sol junto a todos los planetas de su sistema, hechos de oro macizo, alcanzarían para pagar la deuda. El objetivo de esta trampa es muy claro y Feder lo pone de manifiesto: que toda la humanidad se haya vuelto enteramente tributaria del capital prestamista internacional.

El problema del interés no era algo nuevo para la época, aunque se comenzaba a hacer evidente que, al librarse de las cadenas que en otro tiempo lo contenían, se tornaba una variable totalmente determinante para la política de cualquier Estado. A lo largo de la historia, la usura fue siempre muy duramente combatida, desde los emperadores romanos prohibiendo terminantemente el interés, hasta la edad media, donde se procedía con frecuencia en forma sumaria contra los usureros, o los campesinos y ciudadanos esquilmados se unían y, sin mediar juicio, directamente los asesinaban por sus propios medios. Solo el judaísmo fue la excepción, aceptándola desde los orígenes de su historia e incluso impulsándola explícitamente por su propio dios en el Antiguo Testamento. (7)

En todas las épocas y en todos los demás pueblos, sin embargo, el problema del interés o la usura (8) preocupó a los hombres. Con el advenir del materialismo, la usura se fue introduciendo cada vez más como algo aceptable, hasta obtener acta de nacimiento legal en 1789 con la revolución francesa: la Subversión burguesa consagro legalmente el préstamo a interés, esto es, el principio básico del capitalismo, que a través de ella había alcanzado el poder. Dice Feder: Es especialmente importante en este orden de cosas destacar que, recién a mediados del siglo pasado todas las limitaciones en las operaciones de interés y todas las prohibiciones de interés fueron abolidas. De modo que no mucho más antiguo que medio siglo es el concepto de interés considerado hoy en día como indisolublemente unido a la posesión del dinero. Pero precisamente este concepto del interés ha permitido que el dinero se convierta en el poder demoníaco de dominio mundial que conocemos. Recién a partir de mediados del siglo pasado data también el incipiente y luego cada vez mas fuerte endeudamiento de los estados frente a los capitalistas. Recién a partir de esa época vemos decaer el Estado desde órgano de la comunidad nacional, como realmente debería ser, a simple órgano de los intereses capitalistas. Aquí encontramos el punto de inflexión donde los Estados pierden su soberanía y sus funciones para con los ciudadanos, para convertirse en esclavos de lo designios de la alta finanza y sus planes de dominio mundial implícitos en la lógica capitalista. (9)

La pérdida del soberano derecho que tienen los Estados para emitir moneda nacional resulta un instructivo ejemplo: El lavado de cerebro hecho por los teóricos de la economía ha impuesto como dogma que la emisión de moneda por parte del Estado puede transformarse en una catástrofe, de modo que esta debe permanecer en manos de los bancos, que, aún cuando sean entes privados con fines de lucro, se ¿debe? suponer que actuarán en beneficio del pueblo. Durante el Tercer Reich quedó en evidencia que si se necesitan billetes, es el Estado quién debe emitirlos teniendo en cuenta las necesidades de sus ciudadanos. Esto será benéfico siempre y cuando se ponga como respaldo al trabajo y los bienes producidos, para evitar la presión inflacionaria. Cuando el dinero es invertido en el sector productivo, los bienes aumentan junto con el consumo e impiden que exista inflación debido al equilibrio entre dinero y bienes. De más está decir que hoy en día la emisión de dinero ya no está a cargo de los Estados, pero es importante notar que la inflación en cambio la generan los bancos creando dinero de la nada. Sin embargo, esto no parece ser advertido por los economistas ni vemos que pongan el grito en el cielo cuando los bancos prestan dinero que no tienen y generan desequilibrios en la economía. Mucho menos dicen por qué se genera un corralito, como sucedió en Argentina, y los bancos se niegan a devolver el dinero a los ahorristas (que, repetimos, es dinero que no tienen pues lo han generado de la nada mediante la posibilidad que les da el encaje bancario de generar dinero sin trabajo y enriquecerse a costa de la gente común). Esto es así aún cuando la vil mentira de que la emisión por parte del Estado generaría inflación ha sido refutada, tanto en la campaña de esclarecimiento llevada a cabo por Feder, Schacht y demás economistas del Tercer Reich, como por los hechos acontecidos durante el gobierno NS. Aquí, aún cuando se transgredió las leyes de la economía, todos los problemas económicos que aquejan a los pueblos fueron subsanados sin dificultad y las mentiras de las teorías económicas quedaron en evidencia.

Feder es particularmente enfático en el hecho de que sea el Estado quién decida la emisión de dinero y no se tenga que recurrir a los bancos o los préstamos: ¡Es que ya no queremos que alguien preste su dinero! El crédito a interés fue la argucia, la trampa, en que entro nuestra economía, y en la que ahora esta enredada impotente (si el pueblo realmente necesita un capital mayor, entonces adquiere sin interés, solo contra reembolso en la caja central del fisco, las sumas requeridas y, eventualmente, emite nuevos billetes. ¡¿Por que ha de emitir bonos que generan interés!?). ¡Si es papel, que de interés o que no de interés, lo mismo es! Detrás esta sola y exclusivamente la fuerza laboral, la fuerza impositiva del pueblo. ¡¿Por que gravar desde el comienzo todo gasto estatal con el peso de plomo del interés perenne?!

Desde que el poder del dinero se ha vuelto amo y señor de la vida política, sólo el NS lo ha combatido tenaz y eficientemente. Es sorprendente como las demás ideologías políticas lo han ignorado y al mismo tiempo el NS se convierte en la única ideología permanentemente denigrada durante más de 70 años por todos los medios de comunicación, que, de más está decir, están en manos de la alta finanza, la que salvaguarda su propia existencia con esta mentira y con el control de la opinión pública. Particularmente sorprendente es ver como otras ideologías supuestamente socialistas le rinden pleitesía al poder del dinero. Es así que vemos como la ideología marxista se detiene como a voz de mando ante los intereses del capital prestamista. La santidad del interés es el tabú; el interés es lo mas sacrosanto; sacudirlo no lo ha osado nunca nadie; mientras la propiedad, la nobleza, la seguridad de la persona y de los bienes, los derechos de la corona, las convicciones religiosas, el honor castrense, la patria y la libertad están puestos mas o menos fuera de la ley, el interés es sagrado e intocable, el interés es el “nolime tangere”. La complacencia de Marx con el interés (tal vez debido a su propio origen judío) es explícita en su obra fundamental, “El Capital”, donde lo encontramos aceptado como valor capaz de crear valor sin mediar trabajo. Dice, por ejemplo: “... el dinero tiene la virtud de crear valor, de arrojar interés, lo mismo que el peral tiene la virtud de crear peras...”. Lo encontramos negando la oposición entre este capital financiero y el producido por trabajo cuando dice: “en la forma del interés se esfuma esta antítesis frente al trabajo asalariado, pues el capital a interés contiene como término antagónico no al trabajo asalariado sino al capital industrial...” “...El interés es una relación entre dos capitalistas y no entre el capitalista y el obrero...” Llega incluso a analizar el interés compuesto (anatocismo) sin condenarlo ni cuestionarlo. Feder critica acertadamente al marxismo que, además de ocultar la oposición entre el trabajador y el poder del dinero, crea una oposición entre dador de trabajo y tomador de trabajo en primer plano, pecando de esta manera irresponsable precisamente contra los trabajadores, pues con ello pone el hacha en la raíz del árbol que nutre y sostiene la clase trabajadora.

Mientras el NS unió a todo el pueblo contra el poder financiero que lo esclaviza, el marxismo dividió a la población entre sí dejando el terreno abonado para la ganancia de la alta finanza. Este y muchos otros ejemplos evidencian la perfecta convivencia entre el poder del dinero y las demás ideologías políticas, destacando aún más la tarea que emprendió con éxito el NS, tarea que solo pudieron opacar fabricando un cúmulo de mentiras con el fin de demonizar al Tercer Reich. De este modo el poder mundial ha dejado en la infamia a quien fue su mayor enemigo y puede continuar manejando los hilos del mundo sin ser percibido.

Feder deja claro que: Universal es el pensamiento; a todo el mundo debe liberar. ¡Salve la nación que primero se atreva a dar el paso audaz! Pronto le seguirán todas las otras. El poder que esclaviza a las naciones será destruido, el dinero volverá a ser lo que debe: un bono por trabajo efectuado, pues el valor lo tiene exclusivamente el trabajo y los bienes producidos, no un pedazo de papel. Así se abre camino a una meta más alta: el abandono de la rabiosa codicia de nuestra época. Efectivamente, cuando se luchaba por implantar una nueva visión económica, se luchaba en realidad por una meta más alta: revertir el oscurecimiento espiritual e implantar valores trascendentes que ya no tengan como traba la religión materialista del dinero.

De haber ganado la guerra, el NS hubiera servido de ejemplo a las demás naciones y el dominio de unos pocos esclavizando a una mayoría llegaría a su fin. Es por esto como aún vemos que el poder mundial continúa con su propaganda antinazi incluso en nuestra época, 60 años después de terminada la Segunda Guerra Mundial. La razón queda clara: ambos sistemas son incompatibles. El NS implica la destrucción del poder mundial, por lo que este utiliza todos sus medios (de más está decir lo inmensos que son) para imputarle los más terribles crímenes y que la gente no llegue a darse cuenta de lo que realmente fue. En consecuencia, podemos seguir esclavizados y cegados aún en medio de las condiciones más antinaturales y humillantes, sufriendo la humanidad entera la peor de las violencias: la miseria, pero sin poder avistar la solución debido al lavado de cerebro y a la posesión que los “hijos de la mentira” tienen sobre los medios de comunicación para continuar con la farsa.

La propuesta económica de Feder supo ir directo al hueso del problema. La misma, como él mismo dice, no es tanto un plan para mejorar la naturaleza humana sino un ataque frontal contra la fuerza demoníaca que hoy como ayer envuelve a las naciones en sus intrigas con el objetivo de dominar y esclavizar a los hombres.

Es importante apreciar que Feder, con una cita bíblica, aunque sin aceptar como dios universal a yahvé, cierre su obra poniendo en evidencia la identidad del poder supranacional que, tras el escudo de “religión”, mantiene la promesa del dios Yahvé a su pueblo elegido en el Antiguo Testamento:te daré en propiedad todos los tesoros de la tierra, a tus pies han de yacer todos los pueblos de la tierra y tu reinarás sobre ellos”, palabras que, conmovidos, reconocemos ahora en su terrible realidad. En el Deuteronomio yahvé le da a su pueblo una fórmula para hacer realidad la promesa de dominio sobre los demás pueblos: “Y prestarás a muchas naciones, y tú no pedirás prestado”, he aquí que luego deja en claro que si desobedecen sus órdenes tal dominio no podrá hacerse efectivo y sorpresivamente los amenaza con el siguiente mal: Él (extranjero) podrá prestarte a ti, pero tú no podrás prestarle a él”. Dicha aserción es equiparada a la ruina de Israel y es el castigo que les tiene preparado a quienes no lo reconozcan como único dios. La fórmula se la deja aún más clara a su pueblo en el capítulo 15 del Deuteronomio: Al extranjero podrás prestarle a interés, pero a tu hermano no le prestarás a interés”; “Pues el SEÑOR tu Dios te bendecirá como te ha prometido, y tú prestarás a muchas naciones, pero tú no tomarás prestado; y tendrás dominio sobre muchas naciones, pero ellas no tendrán dominio sobre ti.”. Grande es la sorpresa cuando encontramos en los tiempos bíblicos un ejemplar antecedente de cómo el poder financiero se apodera de las riquezas del mundo y lo lleva a la miseria y esclavitud: en dicho libro “sagrado” podemos leer como José, ayudado por su dios yahvé, toma el poder en Egipto, se apropia de todas sus riquezas y deja en la miseria al pueblo egipcio siguiendo al pie de la letra la táctica que este pseudo dios recetara a su pueblo elegido. Aprovechando la fluctuación entre la abundancia y la escasez, todas las riquezas del pueblo habían sido tomadas por José a cambio de la cosecha recaudada como impuesto y almacenada durante los años de abundancia para luego hacerla valer durante los años de escasez y apoderarse, primero del dinero, luego del ganado, las tierras y hasta de los cuerpos tomados en esclavitud, para finalmente imponer el tributo perpetuo sobre el trabajo de los egipcios. Es esta misma estrategia, algo aggiornada, la que hoy es continuada por el poder del dinero a gran escala en todo el mundo, sólo que la hipoteca sobre los bienes y trabajo de la gente ahora es lograda a cambio del préstamo a interés y regulada mediante la abundancia y escasez de dinero que los banqueros internacionales manejan a su antojo, amparados por las leyes económicas de todos los países. No resulta sorprendente pues que personas de la misma confesión y que siguen al mismo dios, sean mayoría entre las filas de la finanza internacional.

El Mayor robo de la Historia:

La economía actual, verdadera fuente de violencia y miseria.

Para terminar este ensayo, dado que hemos planteado el irreductible antagonismo entre el Nacionalsocialismo y el poder de las finanzas que hoy rige el mundo político, no podemos dejar de hacer una breve reseña del modus operandi de la alta finanza, desvelando sus mayores mentiras.

Muchos autores han hecho ya un excelente trabajo al respecto, y entre ellos creemos que Joaquín Bochaca los ha resumido como nadie en su obra “La Finanza y el Poder”, por lo que básicamente de esta extractaremos lo más relevante.

Debemos decir que de entre los engaños del mundo decadente en que nos toca vivir, muchos no llegan nunca a ser comprendidos por una gran cantidad de personas, pero lo que resulta realmente increíble es que, en un sistema tan materialista y dominado por lo económico, todavía sean apenas unos pocos los que comprenden y denuncian el “El Mayor Robo de la Historia” que constituye el engaño de los Bancos y las finanzas. Cuando este robo deriva en “esclavitud” y “asesinatos” en cifras jamás alcanzadas por otros motivos, aunque sí denunciados masivamente incluso cuando no son siquiera comparables en magnitud, uno no puede quedar menos que asombrado ante el silencio e ignorancia que se teje a su alrededor. Cuando vemos que la Justicia sanciona con prisión a quien ose poner en duda, tenga pruebas o no, siquiera a uno sólo de los 6 millones de muertos del holocausto pero nada dice ni hace cuando nos enteramos por informes oficiales que cada año mueren aproximadamente 40 millones de personas de hambre o causas directamente relacionadas, este asombro se transforma en franco malestar. Es necesario resaltar que aquí nos referimos a un verdadero Holocausto que sucede todos los años ante el silencio de la sociedad y no a uno acontecido hace más de 60 años, aunque recordado casi constantemente por los medios de comunicación. Este silencio e inequidad sólo nos conduce a concluir que vivimos en un sistema signado por la Hipocresía. Todas las muertes son igual de lamentables, por lo que resulta inconcebible que sólo la vida de algunos valga la denuncia o que la justicia se encargue sólo de algunos crímenes y no de otros aún mayores. Esto es así por motivos políticos que resulta primordial investigar.

Si bien no pretendemos reducir la causa de todos los males a un problema económico, por ser este el más evidente y difícilmente rebatible, creemos acertado recargar el análisis en él.

Es así que en la era del pensamiento científico, queremos creer que regido por la lógica y la comprobación de los hechos, a la “ciencia” económica le parezca “lógico” que existiendo riquezas y producción suficiente como para sobrealimentar al mundo entero existan el hambre y la desocupación en cifras inimaginables. Al momento de buscar a los responsables de este sistema económico, desembocamos sin duda en el sistema bancario, ya que este se ha convertido en el gran detentador del Poder Mundial y es quien decide las condiciones en que se ha de desarrollar el comercio y la producción.

Sin que la gente se entere, ni nadie se atreva a denunciarlo, los bancos tienen el poder legal de robar a cada una de las personas que viven en nuestra civilización de mercado. Esto es así debido que el sistema de encajes bancarios permite que un banco que tiene una determinada reserva de dinero pueda generar valores en una proporción que en gran medida excede al dinero real que atesora. Dado que en promedio mundial el monto de encaje necesario es del 10%, lo que equivale a decir que teniendo 100 puede crear de la nada 900 y prestar 1000, podemos decir sin temor a equivocarnos que el 90% del dinero del mundo es falso, o sea que no tiene existencia física. (10) Este 90% son sólo números en la computadora de un banco, ya sea un número escrito en un cheque, crédito otorgado a una tarjeta de crédito/débito, etc., pero apenas son cifras que un banco promete pagar en dinero real a su dueño virtual en caso que lo solicite. Debido a que, entrados en el nuevo milenio, aumenta cada vez más la costumbre de ni siquiera usar el dinero físico sino de pagar directamente por internet, usar una tarjeta, cheque, cajero o cualquier otro medio que no implique que el dinero sea mostrado, estas cifras son cada vez mayores. De todas formas, apenas son importes acreditados a una cuenta mientras es debitada de otra sin que al banco se le pida que muestre que esos billetes existen. Ni que hablar queda de pedir que ese billete se corresponda a una riqueza real ya que apenas es un papel prácticamente inservible si no fuera por la confianza que tenemos en que nos sirve como medio de intercambio. Este papel ya no tiene un respaldo en oro como antes ni corresponde a un bien que sea sirva para cubrir alguna necesidad vital.

Esto nos lleva a afirmar que, como mínimo, el 90% del dinero mundial es falso, creado por los bancos sin mediar trabajo ni bienes y sin importar que esto genere muertes (más bien asesinatos, pues la consecuencia es sabida), bancarrota, desocupación y miseria.

Todos los códigos penales del mundo castigan severamente la falsificación de dinero. Esto se debe no sólo al hecho de obtener riquezas sin mediar trabajo, sino a que, con esa creación de dinero, al existir más billetes para la misma cantidad de bienes a comprar, la consecuencia es la pérdida de valor de la moneda. Para poner un ejemplo, si llegara el caso de que una banda de falsificadores lograra generar el doble de moneda que existe en circulación, la gente se encontraría con que el dinero que tiene en su bolsillo pasa a tener de la noche a la mañana, la mitad de su valor. De esta forma, apenas podría comprar la mitad de cosas que antes compraba con esa misma cantidad de dinero. A esta disminución del poder adquisitivo de la gente no le cabe otra definición que Robo. Y no es otra cosa lo que hacen los bancos con la creación de dinero y su consecuente inflación, pues por este medio nos dejan a todos con poder para comprar menos cosas que antes. Para completar lo ridículo de este robo, debemos hacer notar que el banquero, además, ha obtenido intereses por un dinero que ni siquiera tiene.

El robo es sin embargo disimulado momentáneamente por el boom económico que se genera en un mercado inundado de dinero. Pero, cuando el banco decide, aunque sea por capricho ya que legalmente tiene libertad de hacerlo, dejar de suministrar dinero no otorgando más prestamos y exigiendo se le devuelva el que ha prestado, el mercado se paraliza al encontrarse ahora sin dinero para seguir haciendo funcionar los engranajes del comercio. Luego, los precios bajan hasta que la producción pierde su valor y los negocios se hunden. Quienes no hayan podido pagar sus créditos, deberán entregar sus garantías al banco. De este modo, los bancos entran en posesión de fábricas, casas, y demás bienes reales que al haber perdido su valor son pagados a un precio ínfimo para luego ser vendidos a precios mucho mayores cuando el mercado vuelva a entrar en auge otra vez debido nuevamente a la acción de los bancos. (11) Es así que gracias a que los trabajadores han entrado en la miseria ellos (en lugar de bancos sería más apropiado llamarlos parásitos) se hacen de las riquezas. O sea que, habiendo empezado con nada propio, se convierten en los amos y dejan a todo el mundo en deuda con ellos. (12)

Cabe aclarar que, a diferencia del banquero, que obtiene todo tipo de garantías en bienes reales de sus clientes, quien tiene su dinero en el banco, no recibe absolutamente ninguna garantía de parte del banquero ni podrá quedarse más que con las manos vacías si algo “sale mal”. Llegado el caso de que los dueños virtuales del dinero reclamen todos juntos su devolución, resulta evidente que el Banco no podrá hacer frente a tales pedidos ya que no lo posee realmente. Lo que ha prestado no son más que “promesas de pagar”. Los argentinos hemos vivido en carne propia y a nivel masivo esta consecuencia en la figura del famoso “corralito”, que no fue más que la puesta en evidencia de la incapacidad de los Bancos de respaldar a sus depositantes. Los clientes no tienen aquí ninguna garantía para cobrarse de los banqueros pero, en el caso inverso, estos sí se pueden quedar con las casas o negocios de los clientes. Llegado al extremo, el Banco declara la quiebra y confisca la riqueza de los depositantes. Cuando no sea directamente el Estado quien deba salir en su ayuda, lo que significa que el dinero público sale a socorrer a su explotador, que encima que nos roba y esclaviza logra que le paguemos las pérdidas en caso de que su negocio no le salga bien. (13)

Este sistema le da al banquero el control total de los precios de las mercancías tanto como de los salarios de los trabajadores de un país. Al manejar el flujo o retracción de los medios de intercambio comercial, puede decidir sobre la vida o la muerte de cualquier empresa grande o pequeña, y el control sobre la riqueza y el trabajo de sus habitantes. Siendo así, nada nos impide llamar a los trabajadores sus “esclavos”.

Este Poder Total no lo ha soñado ni el más tiránico Hitler creado por la propaganda. (14) Claro que esta propaganda también se encuentra en poder de los dueños del dinero y obedece enteramente a sus designios. Así pueden ocultar que en realidad fue Hitler quien terminó con este poder de los bancos, prohibiendo la usura y los intereses, y, consecuentemente, acabando con la esclavitud de las deudas pagables eternamente, y quitándoles el poder de crear dinero. De este modo el gran robo fue develado y la economía puesta al servicio del Pueblo. Enseguida se pudo comprobar que la desocupación, crisis, suba y baja de precios y salarios, esclavitud a las deudas, no son hechos naturales del mercado sino armas de poder de los parásitos del mundo.

Una condición básica para que el negocio bancario pueda funcionar es que el nivel de precios esté bajando y subiendo constantemente, objetivo que el liberalismo se ha encargado de hacer cumplir. Ante la inestabilidad e incertidumbre los productores tienen que salir corriendo a pedir ayuda financiera a los bancos atándose de por vida a pagar tributo por ello. Cuando surge un Estado como el Nacionalsocialista que se encarga de hacer que la economía sirva al bien común y establece un nivel de precios estable aún en época de guerra, los productores pueden prever a largo plazo lo que obtendrán por lo que producen, de modo que ya no necesitan cargar con la pesada cadena de la usura. Desligados de tales ataduras, una empresa próspera puede fácilmente ser puesta en marcha y la más temible arma del sistema bancario (la usura por préstamos a interés) queda inutilizada.

Toda vez que fue necesario financiamiento, el Estado Alemán era quien realizaba el préstamo sin interés a las empresas que lo necesitaran, con la única condición de que sirvieran al bien común. De este modo el dinero era generado sólo para el bien del pueblo y sin tener que deberle nada a los bancos. El Nacionalsocialismo ha dejado un ejemplo histórico imborrable cuando en apenas 4 años pudo sacar a Alemania de su peor crisis y por el sólo hecho de haber abandonado el Patrón-Oro y adoptado el Patrón-Trabajo, pudo procurar empleo a más de 6.000.000 de desocupados, e incluso absorbió mano de obra de otros países, cuya economía era elogiada por los teóricos oficiales y los medios de comunicación pagados por los dueños del Poder Mundial, pero no alcanzaba a dar trabajo ni a parar el hambre de sus habitantes.

Teniendo todo esto en cuenta, ¿no cree el lector que pueda ser de utilidad investigar el sistema nacionalsocialista? ¿Por qué es penado con la cárcel su investigación? ¿Por qué existe libertad para todo menos para tratar este tema? ¿o debemos conformarnos con este injusto sistema actual sólo porque supuestamente ha conjurado al mal supremo del nazismo?

Esperamos que este libro que hemos preparado ayude a resolver los interrogantes del lector. No queremos más muertes ni odios, tampoco deseamos desatar temores ni pasiones descontroladas, sólo la búsqueda de la verdad.

Pablo Siegel

Buenos Aires - Argentina

21 de Junio de 2010

NOTAS:

1.- El término exacto utilizado en el título de este libro es “Weltbild” (Welt=mundo y Bild=imagen), que comúnmente es traducido como “visión o imagen del mundo”, a diferencia de “Weltanschauung” (Welt=mundo y anschauen=observar), que es más acertadamente traducido como “cosmovisión” o “concepción del mundo). Sin embargo, dado que en texto original se utilizan ambos términos por igual y se hace referencia a lo que normalmente conocemos como una Weltanschauung nacionalsocialista, hemos preferido unificar la traducción y no entrar en cuestiones filosóficas como las desarrolladas por un Heidegger que hace de este término un concepto más ligado a percepciones vitales o existenciales, diferentes a las representacionales de Weltbild, o las de un Wilhelm Dilthey, quien fue el introductor del término Weltanschauung en las ciencias humanas, con una carga más profunda y abarcativa que una simple imagen del mundo. Sí creemos muy importante, siguiendo la escuela hermenéutica de Dilthey, buscar la significación exacta de los términos utilizados por el nacionalsocialismo ya que lo que a continuación explicamos sobre “Weltanschauung” o “Volk” dan una significación mucho más profunda a sus ideas y se hace ineludible hacer referencia a ello si se desea investigar el nacionalsocialismo de un modo honesto.

2.- Joaquín Bochaca, en sus obras “La historia de los Vencidos” y “Los crímenes de los buenos” (ambas editadas por esta editorial), nos aporta todas los elementos necesarios para constatar este irreductible antagonismo tanto como la necesidad de un guerra y una campaña de difamación para ocultar los verdaderos intereses. Por un lado, cita al mismísimo Diario “The Times”, órgano de difusión de la finanza internacional en Inglaterra, cuando reconoce en su edición del 15/10/1940 que; “En plena guerra, en Alemania, no se habla de la necesidad de aumentar los impuestos, ni de estimular el ahorro ni de lanzar enormes empréstitos de guerra. Muy al contrario. Recientemente acaba de abolirse un importante impuesto. El dinero es tan abundante que, desde nuestro punto de vista, no tiene explicación. Hitler parece haber descubierto el secreto de trabajar sin un sistema financiero clásico y haber puesto en marcha un sistema basado en el movimiento perpetuo.”y por otro lado cita al Coronel J. Creagh-Scott, del lntelligence Service, que tomó personalmente parte en las negociaciones de paz con plenipotenciarios alemanes, denunciando en el autorizado boletín de la “National Industrial Development Association of Eire”, y posteriormente, en una Conferencia pronunciada en el Ayuntamiento de Chelsea, que la paz pretendida por Alemania estuvo a punto de lograrse, pero los ingleses exigían que Alemania renunciara a su autarquía económica y adoptara el patrón-oro en lugar del patrón-trabajo, volviendo al sistema librecambista. Además. Alemania debía autorizar la reapertura de las logias masónicas, clausuradas por Hitler.

Un trabajo igual de magnífico ha realizado Salvador Borrego en su obra “Derrota Mundial”. Entre ambos se puede ver muy claramente cuales fueron las causas de la guerra, tanto como el verdadero desarrollo y sus consecuencias.

3.- Recomendamos la lectura de las obras “Fe y Acción” de Helmut Stellrecht, y “Breviario Nacionalsocialista” de Hanz Sponholz para comprobar la forma en que se educaba a las Juventudes hitlerianas y a las SA, respectivamente, en esta cosmovisión. Ambas han sido editadas por esta editorial y próximamente se editaran obras correspondientes a la educación de las SS.

4.- Para una historia y análisis de los valores nórdico-arios, ver Julius Evola, “Doctrina y Ética Aria”, Ediciones Sieghels, 2008. En su introducción hemos analizado las similitudes y diferencias entre sus concepciones raciales y las Nacionalsocialistas.

5.- Hitler se jactaba de que, mientras otros regimenes políticos como el comunismo, prohibían a sus obreros salir del país, el Nacionalsocialismo promovía los viajes por el mundo para que el obrero pueda apreciar otras realidades políticas y compararla con la alemana.

6.- Todos los extractos textuales del libro de Feder, “Manifiesto contra la usura”, son expresados en letra itálica.

7.- Hoy en día está de moda explicar la propensión del judaísmo a la usura debido a la convergencia de dos tendencias: por un lado, que esta práctica estaba prohibida para los cristianos, por lo que se trataba de una actividad “vacante”, por otra parte, la marginalidad del judaísmo, perseguidos y discriminados en toda época y en todo lugar, los hizo verse en la imposibilidad de dedicarse a otras tareas, los obligó a dedicarse a la usura. Curiosa justificación para un pueblo que ya poseía este mandato en su religión, aún cuando otros “historiadores” citan frases de la biblia prohibiendo la usura sin reparar que siempre se la prohíbe entre correligionarios y se la permite para los extranjeros.

8.- Creemos innecesario hacer distinción entre estos dos conceptos, aún cuando muchos prefieren llamar a la usura un “interés desmedido”

9.- Podemos discutir si este plan existe o no, o sus formas de implementación (aunque nosotros creemos que los protocolos de los sabios de sión son una excelente guía para descubrirlo), pero resulta más allá de toda discusión que el control mundial es parte de la lógica capitalista de búsqueda incesante de ganancias y de una psicología congruente de búsqueda de poder, que lo transforma en motor conciente o inconciente de este plan.

10.- Estas cifras son aún mayores para muchos especialistas en economía del sistema, no es una estimación marginal ni alternativa, sino que es oficialmente aceptada, aunque no se hable de sus consecuencias o parezca normal a las mentes modernas.

11.- Recomendamos también el libro “Como funciona realmente el mundo”, de Alan B. Jones, para ahondar en los resortes del poder mundial. Particularmente instructivo en este caso es el capítulo dedicado a las crisis económicas donde demuestra como, desde la gran depresión de 1929 en adelante, son utilizadas para barrer con las riquezas tras las oleadas de subas y bajas de liquidez, con el consecuente florecimiento y quiebra del comercio. Todo esto muy bien orquestado y con beneficiarios muy bien identificados, aunque algunos las llamen “crisis normales” del sistema económico.

12.- A quienes se estén preguntando cómo es posible que el sistema bancario se mantenga en esta irrestricta locura, debemos hacerles notar que el mismo funciona similarmente a como lo hace una mafia, donde unos pocos conocen sus secretos. Mantienen a su vez el monopolio, sin permitir que cualquier oportunista se incorpore a la estructura bancaria, mediante diversos sistemas que maneja la cofradía. Destaca entre ellos las corridas bancarias donde se decide que banco sobrevive y cuál pasa a la quiebra.

13.- La última gran crisis económica, de las muchas que nos tocan periódicamente, nos ha mostrado claramente como los gobiernos deben salir al “salvataje” (tienen la caradurez de incluso llamarlo así) de los bancos, prestando liquidez justamente a los causantes de tales crisis sin explicarnos como puede ser que ninguno de ellos tenga dinero. Claro que ese dinero que les dan no es otro que el que usted y yo hemos generado tras duro trabajo y al que tendremos que volver a hacer frente con mayores impuestos para poder ir alegremente al ¡¡¡salvataje de nuestros verdugos!!!

14.- Cabe aclarar que, aunque las democracias se arranquen las vestiduras por la dictadura de Hitler, sin embargo, ningún régimen de los llamados democráticos ha reunido ni por cerca tantos votos en una elección como el Nacionalsocialismo. Creemos que tampoco ha logrado tanto consenso ni hemos visto demostraciones de afecto tan grandes como las que veíamos cuando Hitler daba un discurso, pero nos remitimos únicamente a las estadísticas para afirmar lo primero. Es curioso también, que terminada la guerra, al momento de repartirse el botín, ninguno de los representantes de las democracias victoriosas había sido elegido por el voto de su pueblo, como sí lo había sido Hitler por abrumadora mayoría.


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