La unidad nacional - Ricardo Font Ezcurra
La unidad nacional - Ricardo Font Ezcurra
http://www.libreria-argentina.com/libros/ricardo-font-ezcurra-la-unidad-nacional.html
978-987-42-6321-6
276 páginas
medidas: 14,5 x 20 cm. Ediciones Sieghels
2019, Argentina
tapa: blanda, color, plastificado
La primera edición de La Unidad Nacional fue presentada como una obra para los estudiosos, destinada a combatir documentadamente muchos errores corrientes y aportar nuevas luces al conocimiento de ese tenebroso proceso de disolución a que se vio expuesto el Virreinato del Río de la Plata, tras la Revolución de Mayo, y que llegó a una culminación heroica durante el gobierno del Brigadier General Juan Manuel de Rosas, hombre grande y providencial, por cierto, sin el cual el proceso de desintegración territorial hubiera terminado posiblemente en la atomización o balcanización de la Confederación Argentina, y en su virtual absorción por parte de tres países vecinos: Brasil, Chile y Bolivia.
El libro de Font Ezcurra, sin embargo, no obtuvo ni siquiera un cortés acuse de recibo. La historia oficial, a cargo de funcionarios públicos, bien pagados por el mismo régimen que se levantó sobre la política de disolución nacional denunciada en el libro de Font Ezcurra, esquivó el bulto y lo dejó pasar. La segunda edición, pues, salió destinada al gran público, que ignora que existen academias coordinadoras del pasado de su patria —así como existen corporaciones coordinadoras de su presente. Esta edición fue ampliada con iconografía de Rosas y con la inclusión, en carácter de documentación inédita, de los artículos que publicara Domingo Faustino Sarmiento en El Progreso de Santiago de Chile en 1842 y 1843 demostrando las ventajas que aparejaría al comercio la navegación regular del Estrecho de Magallanes e incitando al gobierno de Chile a que extendiera su soberanía a las dos márgenes del mismo, cosa que aquél hizo finalmente.
La Confederación Argentina, sucesora universal del virreinato, después de haber conquistado su independencia, logrado su unidad y realizado su organización definitiva, sólo posee algo más de la mitad de todo ese inmenso territorio inicial. La investigación de algunas de las causas que motivaron tan asombrosa desmembración territorial de un país “que ha ganado todas sus guerras” y de las que contribuyeron a constituir su unidad sobre el remanente, ha originado estas líneas.
Como bien lo homenajeara Ramón Doll: "El doctor Font Ezcurra hizo su aparición en el mundo intelectual con un sólido, fornido e inexpugnable tanque de verdades de a puño contra aquellos famosos unitarios a los que Ricardo Rojas los describe con las tintas que se usan para evocar las figuras sacrosantas. Peregrinos de la libertad, soñadores de la patria, proscritos enfebrecidos de santo odio contra los tiranos, así aparecen con sus frentes pálidas, enamorados de Elvira, ardiendo en sus ojos el fuego de una pasión inextinguible; así aparecen en una iconografía al uso, vestidos con toda la ropavejería de un romanticismo averiado y trasegado. Pero ¿qué fueron? ¿Qué hicieron? ¿Qué ambicionaron en realidad? Lo que Don Ricardo Font Ezcurra mostró a las generaciones atónitas, diciéndoles como en el gran mandato: “Tomad, leed.” ¿Qué fueron? ¿Qué hicieron? Aventureros, intrigantes, espiones, soplones de embajada, anduvieron lamiendo las alfombras diplomáticas en Chile, en Brasil, en Londres, en Francia, para que las fuerzas armadas extranjeras invadieran el territorio argentino, recibiendo en cambio el pago traidor de enormes zonas de la República.
Con ese testimonio fundado en documentos emanados de los mismos traidores, el publicista sagaz y pacienzudo que es Font Ezcurra construyó su libro “La Unidad Nacional”. Millares de ejemplares fueron vendidos, y sus ediciones agotadas revelan que Font Ezcurra había entrado por la puerta ancha, y no por la ventana, al recinto de los verdaderos historiógrafos. Lo había hecho con pasión de justicia. Había hurgado documentos con pasión de patria, no como mero ratón de biblioteca que se preocupa en saber bajo qué gomero tomaba mate el General Lavalle. No era un prurito libresco. Era la necesidad de desenmascarar a los histriones que ni pasaron sed, ni pasaron hambre, ni anduvieron peregrinos por ningún lado, ni siquiera se molestaron en esperar a que los desterraran, sino que algunos se desterraron solos cuando vieron que se medraba mejor en otra parte. Ahí está el libro de Font Ezcurra. Ahí están los documentos.
¿Quién hizo la unidad nacional? ¿Sarmiento, que promovía la infiltración chilenista en Cuyo? ¿Mitre, que, como Sarmiento, quería ceder la Patagonia a Chile? ¿O Rosas, que hacía frente a dos flotas armadas en Obligado, en Quebracho, en Ramallo?
Nadie contestó el libro de Font Ezcurra. Los plumíferos a sueldo de las ediciones dominicales no se atrevieron a refutar nada. El libro está ahí, sin embargo. Los documentos también. Lo único que falta es, de parte de nuestros adversarios, verdadera dignidad intelectual para enfrentarse con ideas nuevas que pronto serán del siglo".

http://www.libreria-argentina.com/libros/ricardo-font-ezcurra-la-unidad-nacional.html
978-987-42-6321-6
276 páginas
medidas: 14,5 x 20 cm. Ediciones Sieghels
2019, Argentina
tapa: blanda, color, plastificado
La primera edición de La Unidad Nacional fue presentada como una obra para los estudiosos, destinada a combatir documentadamente muchos errores corrientes y aportar nuevas luces al conocimiento de ese tenebroso proceso de disolución a que se vio expuesto el Virreinato del Río de la Plata, tras la Revolución de Mayo, y que llegó a una culminación heroica durante el gobierno del Brigadier General Juan Manuel de Rosas, hombre grande y providencial, por cierto, sin el cual el proceso de desintegración territorial hubiera terminado posiblemente en la atomización o balcanización de la Confederación Argentina, y en su virtual absorción por parte de tres países vecinos: Brasil, Chile y Bolivia.
El libro de Font Ezcurra, sin embargo, no obtuvo ni siquiera un cortés acuse de recibo. La historia oficial, a cargo de funcionarios públicos, bien pagados por el mismo régimen que se levantó sobre la política de disolución nacional denunciada en el libro de Font Ezcurra, esquivó el bulto y lo dejó pasar. La segunda edición, pues, salió destinada al gran público, que ignora que existen academias coordinadoras del pasado de su patria —así como existen corporaciones coordinadoras de su presente. Esta edición fue ampliada con iconografía de Rosas y con la inclusión, en carácter de documentación inédita, de los artículos que publicara Domingo Faustino Sarmiento en El Progreso de Santiago de Chile en 1842 y 1843 demostrando las ventajas que aparejaría al comercio la navegación regular del Estrecho de Magallanes e incitando al gobierno de Chile a que extendiera su soberanía a las dos márgenes del mismo, cosa que aquél hizo finalmente.
La Confederación Argentina, sucesora universal del virreinato, después de haber conquistado su independencia, logrado su unidad y realizado su organización definitiva, sólo posee algo más de la mitad de todo ese inmenso territorio inicial. La investigación de algunas de las causas que motivaron tan asombrosa desmembración territorial de un país “que ha ganado todas sus guerras” y de las que contribuyeron a constituir su unidad sobre el remanente, ha originado estas líneas.
Como bien lo homenajeara Ramón Doll: "El doctor Font Ezcurra hizo su aparición en el mundo intelectual con un sólido, fornido e inexpugnable tanque de verdades de a puño contra aquellos famosos unitarios a los que Ricardo Rojas los describe con las tintas que se usan para evocar las figuras sacrosantas. Peregrinos de la libertad, soñadores de la patria, proscritos enfebrecidos de santo odio contra los tiranos, así aparecen con sus frentes pálidas, enamorados de Elvira, ardiendo en sus ojos el fuego de una pasión inextinguible; así aparecen en una iconografía al uso, vestidos con toda la ropavejería de un romanticismo averiado y trasegado. Pero ¿qué fueron? ¿Qué hicieron? ¿Qué ambicionaron en realidad? Lo que Don Ricardo Font Ezcurra mostró a las generaciones atónitas, diciéndoles como en el gran mandato: “Tomad, leed.” ¿Qué fueron? ¿Qué hicieron? Aventureros, intrigantes, espiones, soplones de embajada, anduvieron lamiendo las alfombras diplomáticas en Chile, en Brasil, en Londres, en Francia, para que las fuerzas armadas extranjeras invadieran el territorio argentino, recibiendo en cambio el pago traidor de enormes zonas de la República.
Con ese testimonio fundado en documentos emanados de los mismos traidores, el publicista sagaz y pacienzudo que es Font Ezcurra construyó su libro “La Unidad Nacional”. Millares de ejemplares fueron vendidos, y sus ediciones agotadas revelan que Font Ezcurra había entrado por la puerta ancha, y no por la ventana, al recinto de los verdaderos historiógrafos. Lo había hecho con pasión de justicia. Había hurgado documentos con pasión de patria, no como mero ratón de biblioteca que se preocupa en saber bajo qué gomero tomaba mate el General Lavalle. No era un prurito libresco. Era la necesidad de desenmascarar a los histriones que ni pasaron sed, ni pasaron hambre, ni anduvieron peregrinos por ningún lado, ni siquiera se molestaron en esperar a que los desterraran, sino que algunos se desterraron solos cuando vieron que se medraba mejor en otra parte. Ahí está el libro de Font Ezcurra. Ahí están los documentos.
¿Quién hizo la unidad nacional? ¿Sarmiento, que promovía la infiltración chilenista en Cuyo? ¿Mitre, que, como Sarmiento, quería ceder la Patagonia a Chile? ¿O Rosas, que hacía frente a dos flotas armadas en Obligado, en Quebracho, en Ramallo?
Nadie contestó el libro de Font Ezcurra. Los plumíferos a sueldo de las ediciones dominicales no se atrevieron a refutar nada. El libro está ahí, sin embargo. Los documentos también. Lo único que falta es, de parte de nuestros adversarios, verdadera dignidad intelectual para enfrentarse con ideas nuevas que pronto serán del siglo".
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